Su presidenta, Diana Villalba, explicó que el objetivo central es promover celebraciones más inclusivas y seguras, no solo en Navidad y Año Nuevo, sino durante todo el año. “Nos faltan soldados”, señaló, aludiendo a la necesidad de contar con más miembros para sostener activaciones permanentes frente a eventos donde los petardos siguen siendo protagonistas.
Villalba comentó que la ciudadanía y las familias respondieron cada vez mejor a la campaña. Cada año se suman más actores, porque el impacto de la pirotecnia no afecta únicamente a personas con autismo. También perjudica a mascotas, aves, bebés, adultos mayores y al medio ambiente. “La red se multiplicó y la gente comprendió que este problema atraviesa a toda la comunidad”, afirmó.
Desde la asociación, Villalba explicó que la pirotecnia puede afectar severamente a personas con TEA debido a la hipersensibilidad auditiva. Los estruendos generan ansiedad intensa y desregulación emocional. Algunas familias reportan que sus hijos tardan días en recuperar la estabilidad después de la exposición a ruidos fuertes. También mencionó que, durante episodios de crisis, los niños no logran responder a su nombre ni procesar su entorno, lo que dificulta la contención. Por ello, muchas familias buscan refugios más tranquilos, aunque incluso en zonas del interior la pirotecnia sigue presente.
La presidenta de TEA Paraguay señaló que persisten varios mitos sobre el autismo que complican la comprensión social. Entre ellos, la idea equivocada de que las personas con TEA son agresivas o, en el extremo opuesto, que poseen habilidades extraordinarias, como se muestra en algunas series. “Debemos derribar esos estereotipos. Son personas que forman parte de esta sociedad y tienen derecho a entornos amigables y empáticos”, manifestó.
La campaña ya logró el apoyo institucional de diferentes organismos. El Senado, la Cámara de Diputados, la Gobernación de Central y varios municipios del país declararon de interés nacional la iniciativa. Villalba valoró especialmente que cada vez más autoridades comprendan la situación porque observan casos dentro de sus propias comunidades, lo que facilita el trabajo conjunto.
Sin embargo, el diálogo con vendedores e importadores de pirotecnia sigue siendo un desafío. En años anteriores, la asociación conversó con una importadora que prometió dejar de traer productos estruendosos, pero la práctica no se sostuvo. “Al final, la caja dice ‘sin ruido’ y no es cierto. Compramos para probar y terminan haciendo ruido igual”, relató. Para el 2026, TEA Paraguay planea retomar estas conversaciones e impulsar pruebas técnicas para verificar la veracidad del etiquetado.
Villalba también resaltó el trabajo conjunto con el Hospital del Trauma y el Ministerio de la Niñez. Recordó que existe una normativa que prohíbe la compra y tenencia de pirotecnia por parte de menores de edad y que el año pasado se registraron dos imputaciones tras incidentes que involucraron lesiones en niños. “El Estado asume costos altísimos por accidentes evitables, así que necesitamos seguir articulando”, sostuvo.
Sobre la cantidad de personas con autismo en Paraguay, explicó que el país aún no cuenta con cifras oficiales. Sin embargo, al extrapolar datos de Estados Unidos —donde la estimación actual es de uno cada 33 niños— el número local podría rondar las 222.000 personas dentro del espectro. Además, cada vez más adultos reciben diagnósticos tardíos, lo que amplía el mapa de la condición en el país.
Respecto a cómo pueden prepararse las familias ante ruidos inesperados, Villalba comentó que TEA Paraguay elabora pictogramas para anticipar las celebraciones. Las imágenes ayudan a los niños a saber que habrá ruidos, luces y movimientos propios de la época. También recomiendan usar auriculares, modificar rutinas o acostarse temprano. “Son ellos quienes terminan adaptándose, y eso también queremos cambiar”, expresó.
Finalmente, Villalba envió un mensaje a quienes aún defienden la pirotecnia como parte de la tradición: “Son tiempos de paz y amor. Practiquemos la empatía. Un festejo sin bombas hace bien a la persona, a su bolsillo y al ambiente”. La presidenta de TEA Paraguay insistió en que la sociedad puede transitar hacia celebraciones más responsables y que el cambio cultural ya empezó.
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