Hace ocho años, Iván Amarilla y su familia compraron un terreno para disfrutar los fines de semana. Pero, con el tiempo, surgió la necesidad de solventar los costos de mantenimiento del lugar. Fue así como nació la idea de explorar la hidroponía, un sistema de cultivo sin suelo que utiliza soluciones de agua y nutrientes para el crecimiento de las plantas.
Lo que comenzó como un experimento con un solo invernadero, hoy es el principal negocio de la familia. Con 16 invernaderos en operación y la capacidad de producir hasta 80.000 lechugas al mes, Vy’araity se posiciona como el mayor productor de lechuga hidropónica del país.
Según Amarilla, cada invernadero consta de 10 mesadas que incorporan un tanque que permite la circulación del agua a través de los circuitos de cañerías que finalmente llegan a las plantas.
Para ello, la granja cuenta con 160 tanques diferentes para las 160 camas de lechugas distribuidas en los 16 invernaderos existentes los cuales, son diariamente verificados por los 10 funcionarios que se trabajan en la granja, quienes se encargan de medir su conductividad y agregar los nutrientes necesarios a cada uno de ellos.
Aunque en sus inicios intentaron diversificar con tomates cherry, locotes y otros vegetales, Iván confiesa que “el que mucho abarca, poco aprieta”. Tras enfrentar las dificultades de manejar diferentes tratamientos y plagas para cada tipo de cultivo, decidieron enfocarse exclusivamente en la producción de una variedad de lechuga: la piratí.
Actualmente, el 100% de su producción se destina a supermercados locales de Caacupé, Tobatí y Atyrá, y a grandes clientes como Biggie, al cual entregan 12.000 lechugas por semana.
El verano representa un doble reto para la granja. Por un lado, las temperaturas elevadas incrementan los costos operativos, ya que las plantas consumen más agua y nutrientes, y las plagas proliferan. Por otro lado, la competencia con la lechuga de tierra, cuyo costo de producción es significativamente menor, afecta las ventas.
“Este año las ventas se redujeron entre un 30% y un 40% en comparación con 2023. Nos encontramos donando parte de la producción al Banco de Alimentos porque la oferta superaba ampliamente a la demanda”, explicó Iván.
Pese a los retos, la Granja Vy’araity no deja de apostar al crecimiento. Están finalizando un nuevo invernadero que les permitirá alcanzar su meta de 85.000 plantas mensuales. Además, Iván evalúa retomar la producción de otros vegetales para diversificar su oferta y explorar nuevos canales de distribución.
El caso de Vy’araity refleja tanto el potencial como las dificultades de la hidroponía en Paraguay. A través de su esfuerzo y enfoque innovador, Amarilla y su equipo demuestran que este método de cultivo puede convertirse en una solución sostenible para la agricultura, incluso frente a desafíos climáticos y de mercado.
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