“El nuevo edificio de Sudameris, por ejemplo, representa un hito para Asunción. Su fachada de hormigón y revestimientos en cobre son prueba de cómo los materiales pueden aportar estética, innovación y carácter a la ciudad”, destacó Mena, quien considera que este tipo de obras contribuyen a cambiar la percepción urbana que tenemos de la capital.
En cuanto a los materiales tradicionales, lejos de quedar obsoletos, están experimentando una suerte de “renacimiento técnico”. El hormigón, explica el ingeniero, se está formulando con resistencias mucho más altas, lo que permite diseñar piezas más delgadas y eficientes. “Eso se traduce en estructuras más esbeltas, con menores dimensiones, pero con la misma (o incluso mayor) capacidad de carga”, afirmó.
Por otro lado, el acero continúa siendo un aliado clave, especialmente en obras que demandan rapidez constructiva. “Hoy en día, el acero no solo estructura, también decora. Lo vemos en fachadas, marcos y detalles que suman al lenguaje arquitectónico sin restar funcionalidad”, agregó.
La mampostería, y en especial el ladrillo visto, sigue teniendo un lugar en el repertorio del constructor paraguayo. “Tiene una doble ventaja: es estética y económica. Al no requerir revoque ni pintura, reduce considerablemente los costos de mantenimiento”, señaló Mena, quien también menciona el auge de los ladrillos ingleses con tonos rojizos y oscuros como una tendencia visual en auge.
En el terreno de la eficiencia y la economía, surgen soluciones como las microfibras incorporadas al hormigón, que reemplazan parcialmente al acero tradicional. “Estas microfibras permiten reducir el uso de varillas, lo cual es ventajoso considerando el precio fluctuante del hierro y su dependencia del dólar”, sostuvo el ingeniero.
Consultado sobre los materiales reciclados, como el hormigón reciclado que comienza a explorarse en Paraguay, Mena se mostró optimista pero cauteloso. “Es una tendencia global y me parece plausible que la Cámara Paraguaya de la Industria del Hormigón Elaborado (CAPIHE) lo esté analizando. Si se logra una solución segura, económica y viable, sería muy beneficioso”, comentó.
Respecto a los llamados materiales inteligentes, que incorporan sensores o propiedades adaptativas, el ingeniero reconoció que todavía no se ven implementaciones concretas en el país. Sin embargo, considera que su llegada es solo cuestión de tiempo. “Como suele ocurrir, primero se desarrollan en países del primer mundo y luego se aplican localmente. Lo importante es que, cuando lleguen, aporten soluciones reales en términos de calidad, seguridad y sustentabilidad”, concluyó.
En síntesis, la modernidad en la construcción paraguaya no se mide solo en metros cuadrados, sino en la capacidad de innovar desde la materia prima. La ciudad del futuro se está levantando hoy, ladrillo a ladrillo, pero con una mente cada vez más puesta en el futuro.
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