Según la economista Martha Coronel el sistema bancario paraguayo mostró un crecimiento sostenido y solidez en los últimos años, con un panorama financiero caracterizado por una combinación de factores que impulsan tanto el crédito como los depósitos.
“Este dinamismo es esencialmente el motor de los buenos resultados que obtuvo la banca en cuanto a utilidades, las cuales se incrementaron en un 20% en el último período, destacándose por el interés de las tasas, y especialmente por el volumen de transacciones”, afirmó.
Uno de los conceptos fundamentales que explica el rendimiento de los bancos es el spread, o margen entre las tasas activas y pasivas. Este spread se refiere a la diferencia entre lo que los bancos pagan por los depósitos de sus clientes y lo que cobran por los créditos que otorgan.
Esta diferencia se mantuvo en torno al 8%, lo cual, sumado al incremento en volumen de los créditos, generó márgenes de utilidad significativos. Esta rentabilidad fue posible también gracias a una gestión financiera eficiente, la cual se refleja en el descenso del ratio de gastos administrativos sobre margen operativo. A medida que este ratio disminuye, los bancos logran maximizar sus utilidades sin incurrir en mayores costos operativos.
Coronel explicó que en el contexto actual la baja en las tasas de interés fue un factor clave que facilita el acceso al crédito para individuos y empresas. “Esto permitió que más personas y organizaciones accedan a préstamos de consumo e inversión, ampliando así la cartera crediticia de los bancos. Por su parte, la población también ganó confianza en sus ingresos futuros, lo que fomenta la búsqueda de financiamiento, un fenómeno que se refleja en la creciente demanda de créditos de consumo y operativos.”
Sin embargo, para los préstamos destinados al desarrollo o proyectos de inversión, la situación es un poco más compleja. Estos créditos suelen estar sujetos a tasas de alrededor del 12%, que, sumadas a la inflación puede acercarse al límite de rentabilidad que puede ofrecer un buen proyecto, estimada en torno al 20%.
Esto indica que, para estimular la inversión en proyectos a largo plazo, especialmente en sectores como la industria y la infraestructura, sería beneficioso que las tasas de interés para estos créditos disminuyeran un poco más, un factor que depende en gran medida de las políticas del BCP.
En cuanto al cierre del 2024 dijo que se espera que mantenga el ritmo de crecimiento económico en un 4%, una cifra alentadora que prevé un sostenido dinamismo del sistema financiero en el corto plazo. Esta proyección responde a varios factores: en primer lugar, a una incipiente diversificación económica que permite enfrentar mejor los riesgos climáticos, como la sequía o inundaciones, los cuales, aunque representan un riesgo potencial, aún no figuran en las perspectivas inmediatas.
En segundo lugar, el fortalecimiento de la actividad económica y el aumento de la confianza, tanto de los consumidores como de las empresas, motivó un mayor uso del crédito, ya sea para consumo, expansión de operaciones, o incluso, en algunos casos, proyectos de inversión de mayor envergadura.
Tu opinión enriquece este artículo: