Este comportamiento tiene como objetivo estimular la demanda de préstamos, incentivando tanto a consumidores como a empresas a acceder al crédito, lo cual fomenta un crecimiento económico sostenido.
“En los últimos meses, los créditos superaron en crecimiento a los depósitos, una situación inversa a la tendencia previa en la que predominaba la confianza en el ahorro. Este cambio refleja una mayor disposición de los agentes económicos a financiar sus gastos e inversiones mediante préstamos”, mencionó Martha Coronel, economista de Mentu.
Sectores como consumo, agricultura e industria lideran la cartera bancaria, con la industria mostrando un crecimiento notable del 9,3%, lo que representa un dinamismo cada vez mayor en comparación con otros sectores tradicionales.
En contrapartida, la cartera de créditos de la construcción presentó una caída interanual por primera vez en mucho tiempo. “Dependiendo de factores externos como el clima y los pagos estatales a grandes empresas, este sector tiene un impacto multiplicador en la economía. Los recursos inyectados en la construcción benefician a múltiples actores de la cadena de valor, desde proveedores hasta trabajadores y comercios locales, fortaleciendo el dinamismo económico general” explicó Coronel.
La intermediación financiera formal es clave para una economía más transparente y estable. El sistema financiero actúa como un canalizador de recursos, trasladando ahorros hacia inversiones productivas que generan actividad económica y empleo. “A medida que más sectores, como el comercio y los servicios, se incorporan al sistema formal, se amplían las posibilidades de financiamiento y, con ello, el dinamismo económico” destacó la experta.
No obstante, uno de los desafíos estructurales del sistema financiero es la falta de alineación entre los plazos de los depósitos y las necesidades crediticias a largo plazo. “La mayoría de los ahorristas prefieren disponer de su dinero en el corto plazo, mientras que los proyectos de inversión suelen requerir financiamiento a dos o tres años”, refirió Coronel. Este desbalance resalta la necesidad de promover la educación financiera para incentivar depósitos a plazos más largos, permitiendo una mayor solidez en la oferta crediticia.
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