Emilio Bedoya, presidente de la Cámara Paraguaya del Cuero, en comunicación con InfoNegocios, advirtió que el primer cuatrimestre del año cerró con señales preocupantes. “Estamos atravesando una situación muy delicada. Los mercados de Asia están en recesión debido a los altos aranceles impuestos por Estados Unidos a China y al resto del mundo. Esta guerra comercial provocó que las ventas caigan entre un 25% y 30% a nivel global”, señaló.
Esta caída en la demanda internacional afectó directamente los precios del cuero, que hoy dependen exclusivamente de la oferta que los compradores estén dispuestos a pagar. “Los artículos han aumentado más del doble solo por las tasas, sin incluir el costo del producto. Esto ha dejado a la materia prima sin un precio internacional definido”, explicó Bedoya.
A pesar del escenario adverso, la producción local no se ha resentido en volumen. La Cámara estima que se mantendrá en niveles similares a los de 2024, gracias a la estabilidad en la faena de los frigoríficos. El sector moviliza directamente a más de 4.000 personas, incluyendo artesanos, talabarteros y transformadores, lo que evidencia su relevancia social y económica.
Uno de los episodios recientes que dejó lecciones importantes para la industria fue el acercamiento al mercado italiano en 2024, motivado por el interés en el cuero paraguayo. Sin embargo, el avance de las negociaciones quedó en pausa ante la entrada en vigor del Reglamento Europeo sobre productos libres de deforestación (EUDR). En este contexto, la trazabilidad se volvió un factor relevante para el acceso a mercados exigentes.
“Desde 2004 venimos trabajando con el Sistema de Trazabilidad del Paraguay (SITRAP). Además, este año se implementó la Ley N.º 7221/23, que establece la identificación individual obligatoria del ganado. Esto nos permitirá contar en los próximos años con trazabilidad individual del 100 % del hato bovino”, destacó Bedoya.
Los principales destinos del cuero paraguayo siguen siendo el mercado asiático y europeo. En términos de volumen, las exportaciones totalizaron 79.906 toneladas en 2024, frente a las 52.785 toneladas de 2023. Esto significó un aumento del 33% en valor, alcanzando los US$ 91,9 millones.
No obstante, la sostenibilidad y la adaptación a las nuevas normas europeas —que entrarán en vigencia en enero de 2026— son hoy los mayores desafíos. “Estamos impulsando la implementación del Registro de Establecimientos con Trazabilidad Socioambiental (RETSA Cuero), lo que representa un avance para responder a las exigencias ambientales internacionales”, indicó el titular del gremio.
En paralelo, el sector apuesta por la modernización tecnológica, el acceso a financiamiento y el desarrollo de productos con mayor valor agregado para diversificar su oferta. Según Bedoya, cumplir con los estándares internacionales es la única vía para evitar que el cuero local quede relegado a mercados de bajo precio y poca exigencia.
Las perspectivas para lo que resta del año se mantienen inciertas. “Hoy día no tenemos definida ninguna proyección debido a las tasas muy altas y a la tensión de los mercados internacionales”, reconoció Bedoya. Sin embargo, desde la Cámara se insiste en que el trabajo coordinado entre el sector privado y las instituciones del Estado es clave para garantizar la competitividad de la industria en el mediano y largo plazo.
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