Patricia Roche, especialista de proyectos de WWF Paraguay, comentó que buscan proteger a los psitácidos del país (el grupo de aves al que pertenecen los loros, guacamayos y catitas) y advierte que, aunque Paraguay alberga una riqueza significativa en especies, muchas están amenazadas.
“Actualmente tenemos 23 especies de psitácidos en Paraguay. Son parte de nuestra biodiversidad y cultura, pero al menos 10 de estas especies figuran en los registros de decomisos por tráfico ilegal entre 2012 y 2024, según datos de la Dirección de Vida Silvestre del Mades”, explicó Roche.
Entre las especies más frecuentemente traficadas se encuentran algunos de los emblemas más reconocibles de la fauna paraguaya: el Amazona aestiva (loro hablador), el Ara ararauna (gua’a kaninde), el Ara chloropterus (gua’a pyta) y el Anodorhynchus hyacinthinus (guacamayo azul o jacinto). En total, las aves decomisadas en estos 12 años corresponden a 10 especies distintas, víctimas del comercio ilegal que persiste en gran parte por la demanda de mascotas exóticas.
Aunque los registros de decomisos muestran una parte cruda de la realidad, no todas son malas noticias. En febrero de este año, se llevó a cabo el Primer Censo Nacional de Loros, organizado por la Asociación para la Conservación de Psitácidos del Paraguay (ACPP), con apoyo de WWF Paraguay y otras organizaciones aliadas.
“Contamos con la participación de 102 personas voluntarias, lo que demuestra el valor de la ciencia ciudadana. En un solo día se identificaron 19 especies y se censaron 4.396 individuos en distintos puntos del país”, comentó Roche.
La diversidad de especies se traduce en una amplia, aunque desigual, distribución en el territorio paraguayo. Algunas especies, como el loro hablador (Amazona aestiva), tienen presencia casi en todo el país. Otras, como el maracaná cabeza azulada (Thectocercus acuticaudatus), pueden encontrarse en diferentes regiones, pero ciertas especies tienen un rango muy limitado.
“Por ejemplo, los guacamayos están más concentrados en el Pantanal, mientras que otras especies como el loro vinacea, que habita el Bosque Atlántico, están cada vez más amenazadas por la deforestación y la pérdida de hábitat”, detalló Roche.
Esta fragmentación dificulta su conservación, y también pone en jaque el equilibrio del ecosistema. Más allá de su atractivo visual, los loros cumplen funciones ecológicas esenciales. Son principalmente frugívoros, lo que significa que se alimentan de frutas, semillas y nueces. En este proceso, ayudan a dispersar semillas y contribuir a la regeneración natural de los bosques.
“Los loros ayudan a mantener el equilibrio del ecosistema. Al alimentarse y moverse de un lugar a otro, contribuyen a la regeneración forestal, algo fundamental en un contexto de pérdida acelerada de bosques”, explica Roche.
Algunos estudios demuestran que, incluso sin proponérselo, estas aves actúan como ingenieros del paisaje, ayudando a mantener saludables a los ecosistemas en los que habitan. Su pérdida podría provocar desequilibrios ecológicos serios en regiones ya vulnerables.
Uno de los problemas más comunes es la tenencia ilegal de loros como mascotas. Muchas personas, al encontrarse con un loro herido o aparentemente “perdido”, lo retienen en sus casas sin saber que esa acción puede estar contribuyendo a una cadena de explotación animal.
“El Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) es la autoridad competente para recibir denuncias y actuar ante casos de tráfico o tenencia ilegal. Pero también hace falta más educación para que las personas sepan qué hacer”, remarcó Roche.
Frente a este escenario, surgen iniciativas, WWF Paraguay trabaja junto con la ACPP y otras organizaciones internacionales como Art Conservation en proyectos concretos de restauración de hábitat y colocación de nidos artificiales, especialmente en regiones donde la deforestación ha dejado a los guacamayos sin lugares seguros para anidar.
“Estamos restaurando nidos naturales y colocando estructuras artificiales para monitorear si los loros los adoptan. También trabajamos en actividades de educación ambiental, como talleres con niños, censos ciudadanos y campañas de sensibilización”, comentó Roche.
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