¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Trabajé casi 30 años en ExxonMobil, donde ingresé tras recibirme de ingeniero industrial, pero mi carrera estuvo siempre más orientada al área comercial, en Argentina. A finales de los noventa, después de haber pasado por varias posiciones en ventas, surgió la posibilidad de ir al exterior: acepté y me trasladé con la familia a Honduras, donde estuve como gerente general durante casi cuatro años, manejando toda la compañía.
De ahí me trasladé a Paraguay como gerente general de Esso Standard Paraguay, donde estuve desde 2003 hasta 2009, cuando decidí salir y quedarme a vivir y trabajar en Paraguay. Había empezado un negocio gastronómico con la franquicia TGI Friday´s, siempre pensando en que en algún momento íbamos a tener un negocio con muchas marcas y muchas tiendas.
Después fuimos incorporando otras marcas, como La Guitarrita; luego impulsamos Negroni, y más adelante trajimos la marca Frida, de comida mexicana. También incorporamos al negocio Alma Cocina con Fuego, que está en Paraguay desde hace dos años. Hoy tenemos nueve negocios con cinco marcas.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresario?
Al principio es muy difícil empezar una empresa nueva. Es complicado con los bancos porque uno no tiene historial. Resulta más fácil empezar con capital propio. Pero lo ideal sería que los bancos, como en otros lugares, con todas las empresas y startups nuevas, tuvieran formas de generar los fondos necesarios para desarrollar los emprendimientos.
Recién ahora están empezando a aparecer algunas empresas que pueden, a partir de una idea, generar la posibilidad de conseguir los fondos para que puedan arrancar. Pero los bancos son reacios todavía.
También, al principio era difícil o largo el proceso para desarrollar empresas nuevas. El gobierno anterior creó las EAS, empresas simplificadas, que se pueden gestionar a través de la web. Eso facilita la rapidez y los costos. Esa parte se ha ido mejorando, pero la más importante es conseguir los fondos para hacer negocios cuando se abre una empresa nueva.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresario?
Yo comencé como empresario independiente siendo grande, porque normalmente uno empieza mucho más joven. Hice una carrera muy larga en Exxon Mobil y trabajé en alguna otra empresa también. Creo que el desafío más grande que tenía, con una familia, hijos, etc., es haber desarrollado y llevado adelante nuestro emprendimiento, convirtiéndonos en una de las empresas gastronómicas más importantes del país. Creo que ese es mi mayor éxito.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
En mi caso, como ya había pasado muchos años trabajando y manejando negocios enteros, que si bien no eran míos, hicieron que me resultara más fácil manejar los problemas, sean legales, impositivos, o laborales, porque ya los había enfrentado de otra forma.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
En toda Latinoamérica, el Estado no ayuda mucho. Cuando salen a hacer cualquier tipo de fiscalización van a los negocios formales y piden toda la documentación para dentro de 48 horas, y eso puede ser complicado de conseguir por la actividad del día a día. Pero no van a buscar a los informales. Esa es una desigualdad, y pasa lo mismo con la municipalidad: te vienen a pedir la licencia comercial mientras que a los informales no les piden eso.
Los formales estamos en desventaja competitiva con los informales. Tenés al lado a quien no paga el IVA o no paga el IPS, y por eso tienen una ganancia mayor, un colchón mayor, con lo cual pueden poner precios más baratos mientras vos no podés salir de los precios del mercado. Lo que pedimos es que el Estado salga a buscar a los informales, y que los iguale a los formales, para poder competir en igualdad de condiciones.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
Creo que a lo largo de los últimos 20 años han provocado un gran cambio. Toda América está asombrada con Paraguay gracias al ímpetu que tienen los empresarios paraguayos. ¿Qué quiero decir con esto? Si uno tiene una lista de lo que adolece el país, nos faltan rutas, buena distribución de energía y agua, un buen aeropuerto, más puentes, desagües pluviales. Son obras que debe hacer el Estado. En cambio, ves hoteles por todos lados, apartamentos de lujo o más baratos, shoppings espectaculares, ves todo el desarrollo del campo, de la carne, de los granos; todo eso es el empresariado privado paraguayo. Los que han convertido a este país en la gema de Latinoamérica son los empresarios privados, y lo que necesitamos es que el Estado nos haga todas las infraestructuras para poder seguir creciendo.
En cuanto a los defectos, no les veo ninguno importante, al menos en este momento. Creo que es al revés: han crecido y aprendido muchísimo y han salido a hacer negocios, se están puliendo año a año, no les tienen miedo a nada, saben cómo negociar, se han abierto a que vengan extranjeros para poder asociarse y hacer negocios conjuntos.
¿El empresario actual debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
Lo que vemos en el mundo actual es que todo depende de la globalización, donde la formación es importante. Hoy en día se debe saber hablar un idioma, por lo menos el inglés, para poder manejarse en el mundo.
Tener formación es tener herramientas para poder afrontar la complejidad de los negocios globalizados. Y aparte, cada vez aparecen más herramientas y se necesita estar activo, no dormirse. Cuando yo era joven, las cosas duraban 20 o 30 años, pero hoy a los cuatro o cinco ya aparecen las nuevas. Por eso hay que estar en constante formación.
¿Un libro que todo CEO o gerente general debería leer al menos una vez en su vida?
Con tantas cosas, no estoy leyendo nada nuevo. Pero estoy constantemente informado, leo InfoNegocios, AméricaEconomía, muchas revistas para estar al tanto de lo que pasa en el mundo.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Estoy cerca de ellos siempre, y soy uno más. Yo juego dos veces por semana al fútbol y lo hago con muchos de ellos. Y estoy siempre en los negocios, tenemos un equipo muy conectado, tenemos reuniones donde todos opinan. Es la mejor forma de mantener motivada a toda la gente, escuchándola y comentando las cosas que son buenas, que todos tienen buenas ideas.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
La verdad es que no me estreso nunca, en mi vida nunca me estresé pero, mis partidos de fútbol son mi cable a tierra, me parezco al Dibu Martínez gritando, corriendo, y protestando. Eso me descarga muchísimo. Y después encuentro siempre el momento para disfrutar un buen partido de fútbol, mirándolo por televisión, o una película. Pero el partido de fútbol para mí es sagrado, porque es lo que me mantiene, desde el punto de vista intelectual, tranquilo y consciente de lo que está pasando en el día a día.
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