Usted alerta sobre la posibilidad de que este año se repita el escenario económico de 2002. ¿Qué le hace pensar eso?
Lo que me llamaba la atención es que la gente se sentía mal. Y en economía lo importante es la gente. Se sentían las protestas por diferentes motivos, y empecé a analizar cómo estábamos con respecto al 2002, que fue el peor año económico reciente en Paraguay. Y al comparar vi que hay demasiadas similitudes entre ambos años y que hay muchos factores que están muy deteriorados en la macroeconomía. Y como decimos nosotros, la mala macroeconomía se reproduce muy fácilmente en la mala microeconomía. Es una señal de alerta porque como nos fue tan bien durante mucho tiempo creemos que eso va a ser permanente.
¿Qué propone para no repetir lo del 2002?
Hay cuestiones que no vamos a poder controlar, pero hay otras que sí. Una de ellas es el déficit fiscal, bastante elevado, un 3,6% del PIB. Si miramos hacia atrás, es casi el mismo de hace un año (3,8%). Ya pasó la pandemia, ya teníamos un plan de convergencia fiscal, pero no lo estamos realizando, y eso es peligroso, porque por ahí empiezan los problemas de todos los países, por la parte fiscal.
¿Es un problema económico o político?
Un economista argentino decía que ningún economista va a resolver el problema del país, porque el problema económico es derivado de un problema político. Acá, la vez que nos pusimos todos de acuerdo desde el punto de vista político, se hicieron los ajustes, una reforma tributaria, se controlaron los gastos y se empezó a tener el éxito macroeconómico. Ahora, en cambio, si uno se pone a ver cuáles son las discusiones en el Congreso, vemos que hay muchísimos nombramientos, incrementos salariales, pagos de remuneraciones extras, etc.
No es un buen momento, entonces…
Parece que algunos creen que estamos en un muy buen momento económico y, en realidad, estamos en un pésimo momento, y ya no es algo coyuntural, porque ya pasó la cuestión de la pandemia y nos quedamos con una deuda enorme, con un déficit fiscal enorme, una inflación elevada; y todo eso hace que necesitemos que la clase política asuma su responsabilidad y tome las decisiones que van a ser beneficiosas para la próxima generación, no para la próxima elección. Están queriendo aumentar todos los gastos posibles. Sabemos que hay elecciones, pero no podemos pensar solo en eso, haciendo campaña política y olvidarnos de hacer las cosas que son importantes. ¿Qué pasó con las reformas que debían mejorar la calidad del gasto público? No existen, no se hizo.
¿Qué nos espera?
Va a quedar una herencia muy pesada para el siguiente gobierno. Vamos a tener que tener planes de corto plazo, olvidémonos de los de mediano plazo. Eso va a implicar arreglar lo básico, que es la macroeconomía; y después recién vamos a pensar en lo que es mediano plazo. Y es algo que no se ve desde hace 20 años, cuando Nicanor (Duarte Frutos) tuvo que firmar un acuerdo con el FMI para arreglar el fisco y el BCP. Y ahora no sé si se va a firmar un acuerdo con el FMI, pero el foco del próximo gobierno va a ser de nuevo la macroeconomía, algo de lo que nadie ya se ocupaba anteriormente, ni Lugo, ni Cartes, ni Abdo, porque todo marchaba bien. El que llega va a tener un peso muy grande de tener que arreglar la macroeconomía, y preocupa porque no hay conciencia de lo mal que estamos.
¿Qué cree que va a pasar en el 2023?
Si sale una buena cosecha, eso va a ser un fuerte impulso para la economía, pero no va a arreglar todo. Estamos discutiendo el Presupuesto General de la Nación para el 2023. Vamos a ver cómo sale eso del Congreso. Si sale mal, va a ser un 2023 malo. A lo mejor artificialmente vamos a sentirnos bien porque la cosecha va a ser buena, pero ¿qué hacemos con lo fiscal, con la inflación, con los niveles de empleo, qué hacemos con los ingresos de esos empleos que tampoco están bien? Si somos inteligentes podemos subirnos sobre esa ola que va a ser creada por la agricultura, si no, vamos a tener un buen año en números, pero la gente va a seguir estando mal, el fisco va a entrar en problemas y podemos llegar a esa situación de 2003. No creo que lleguemos al default selectivo del 2003. Pero, ¡cuidado con el comienzo del año que viene!
Fernández Valdovinos: “El próximo gobierno tendrá el peso de tener que arreglar la macroeconomía”
Crecimiento negativo del PIB, inflación, déficit fiscal, deuda pública, atraso con los proveedores, pintan este año un panorama con números similares a los de 2002. El economista Carlos Fernández Valdovinos alertó sobre esta coyuntura que parece replicar el peor escenario económico reciente, y analizó cuáles deberían ser las medidas a tomar para eludir esa eventualidad.
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