Esta participación permitirá a los integrantes de la comitiva visitar empresas emblemáticas como Daimaru y Cosmos Food, compañías que, según Nagaoka, serían difíciles de contactar de forma independiente.
Asimismo, está programada una reunión en la Cámara de Comercio e Industria de Kobe, una institución con más de 15.000 socios, donde los visitantes paraguayos tendrán la oportunidad de interactuar con empresarios japoneses y conocer el modelo de funcionamiento de esta potente red empresarial.
Bajo esta premisa, la exposición se convierte en una vitrina para la innovación y la tecnología, buscando conectar regiones, generar soluciones globales y propiciar el avance conjunto de las naciones.
“Paraguay cuenta con un pabellón dentro del evento, donde más que mostrar productos, se enfoca en descubrir lo que el mundo tiene para ofrecer, especialmente en términos de ciencia, tecnología y nuevas oportunidades comerciales”, mencionó Nagaoka.
A pesar de que los lazos diplomáticos y culturales entre ambos países son sólidos, el intercambio comercial aún se mantiene en niveles modestos. “Estamos hablando de apenas US$ 50 millones anuales en exportaciones”, señaló.
Entre los productos paraguayos que actualmente llegan a Japón se encuentran el sésamo, la chía y algunos otros alimentos. No obstante, Nagaoka subrayó que Paraguay podría expandir considerablemente su presencia si logra superar ciertos desafíos.
Entre ellos, aseguró, están la falta de marketing país, la calidad exigente del mercado japonés y, sobre todo, las limitaciones logísticas. Actualmente, más del 80% de las exportaciones paraguayas salen por la vía fluvial del Río de la Plata, lo cual implica un tránsito de hasta 45 días para llegar a Asia. Por su parte, las importaciones paraguayas desde Japón están centradas principalmente en vehículos y autopartes, alcanzando un volumen aproximado de US$ 220 millones anuales.
El corredor bioceánico aparece como una esperanza concreta. Esta vía permitiría que la mercadería paraguaya llegue a los puertos del Pacífico, en Chile o Perú, en apenas tres a cuatro días, reduciendo sustancialmente el tiempo de tránsito hacia Asia a aproximadamente 15 días. Esto implicaría una reducción del tiempo total a un tercio del actual, lo que podría cambiar radicalmente la ecuación comercial. “Las fábricas japonesas trabajan sobre una programación muy rigurosa, necesitan tiempos precisos de entrega. Si logramos cumplir con eso, muchas puertas podrían abrirse”, sostuvo Naoki.
“Nosotros queremos empezar a entablar conversación sobre estos temas y hacer que las empresas japonesas también conozcan lo que es Paraguay; ese es uno de los impedimentos más grandes. Nosotros no sabemos hacer mucho marketing de país, entonces hay mucha gente que todavía no conoce el Paraguay”, indicó el representante de la Cámara.
Nagaoka reconoce que Japón es un mercado extremadamente exigente, especialmente en cuanto a calidad. Sin embargo, destaca los avances de Paraguay en materia de control de calidad y normativas internacionales, y afirma que el país está en condiciones de competir. Además, remarcó el volumen creciente de producción en sectores como la soja, la carne y la madera, productos con alto potencial de ingreso al mercado japonés si se afinan los aspectos logísticos y promocionales.
“Somos un país productor neto de alimentos y Japón es un país importador neto. Tenemos todo para generar una relación complementaria, estratégica y duradera; solo nos falta mostrarnos al mundo”, aseveró.
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