"Existen intenciones de seguir adelante, por eso, seguimos manteniendo nuestras sucursales y los profesionales que trabajan en la marca. Ahora mismo no tenemos un espacio para pensar en expansión o en contratación de nuevos funcionarios, porque el mercado está contraído", reconoció.
Con una limitada cantidad de actividades sociales o por temor a exponerse al virus, Rommy señaló que la afluencia es del 50% en comparación al balance de los meses previos a la pandemia.
En su caso, la estilista dijo que el trabajo realizado hace décadas es un aliado para seguir sosteniendo la estructura, porque consiguieron fidelizar a sus clientes (hombres y mujeres) y brindar los servicios con todos los cuidados necesarios.
Entre sus dos locales, la marca tiene unos 80 colaboradores activos, y ninguno fue cesado durante toda la pandemia.
"No estamos ajenos a la realidad, por tanto, nos adaptaríamos frente a la necesidad de realizar ajustes para seguir operando. Aunque cuando pase la pandemia, será inevitable que el rubro haga cambios en su modelo de trabajo y sus espacios físicos, para seguir operando", afirmó.
Rommy relató que algunas empresas o esteticistas apostaron a realizar trabajos a domicilio, pero esto no es tan eficiente en materia de protocolos sanitarios, porque una peluquería es desinfectada constantemente, y por otro lado está la comodidad, ya que una sucursal cuenta con cientos de productos, mobiliario acorde a los servicios, entre otros elementos que marcan la diferencia.
A la par, aseguró que los servicios a futuro serán más exprés, en los cortes o servicios en general. “Esto planteará una reinvención en materia de experiencia y cómo atraer a más clientes”, refirió.
Por último, la empresaria comentó que faltó ayuda financiera para el rubro, que les permita acceder a beneficios como reducciones en el pago de los servicios básicos, y en tener créditos flexibles que se adapten a la realidad del sector.
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