Al cierre de mayo de 2025, las importaciones bajo este régimen especial alcanzaron los US$ 223 millones, marcando un crecimiento del 49% en comparación con el mismo período del año anterior. Lo que para algunos es apenas una cifra en un informe técnico, para otros representa mucho más: fábricas encendidas, líneas de producción activas y miles de empleos en movimiento.
Este régimen permite a las empresas acceder a insumos esenciales para sus procesos industriales con incentivos especiales. Y el crecimiento no solo es cuantitativo, sino también cualitativo. El Ministerio de Industria y Comercio (MIC) reportó que 2.688 solicitudes de importación fueron autorizadas hasta mayo, es decir, un aumento del 22% respecto al mismo período de 2024. Solo en mayo se aprobaron 624 solicitudes, lo que representó US$ 48 millones en compras para alimentar el corazón de 147 industrias.
Detrás de estas cifras están sectores que impulsan la economía real. Tres de cada cuatro dólares importados bajo este régimen fueron destinados a los rubros metalúrgico, químico-farmacéutico, maquinaria y aparatos eléctricos. En menor proporción, pero también en crecimiento, se encuentran industrias como la textil y confecciones, papel e impresión, tabaco, alimentos y bebidas.
Ese círculo virtuoso ya es visible: 36.705 puestos de trabajo están directamente vinculados con empresas que operan bajo este régimen. Si bien la concentración industrial sigue centrada en zonas tradicionales —69% en el departamento Central, 12% en Alto Paraná y 12% en Asunción—, el efecto se extiende por toda la cadena productiva del país.
Las compras, además, revelan una geopolítica comercial bien definida. China e India dominan el mercado de origen, con el 78% del volumen importado. Les siguen, aunque con menor participación, Estados Unidos, España y Turquía, que juntas apenas superan el 8%. Este patrón refleja una consolidación de vínculos comerciales estratégicos con Asia, especialmente en rubros de insumos tecnológicos e industriales.
El régimen no solo alienta la compra, sino que exige una visión de futuro. Muchas de las empresas beneficiadas se están preparando para escalar su producción, modernizar plantas o buscar nuevos mercados de exportación. En total, 243 firmas han importado materia prima en lo que va del año, la mayoría dentro de los sectores más dinámicos: metalurgia, farmacéutica, alimentos y caucho.
En un país donde la industrialización ha sido históricamente desafiante, estos indicadores muestran una transformación en curso. Las cifras, en este caso, cuentan una historia de reconversión productiva y apuesta por el valor agregado. Es una señal de que Paraguay no solo importa más insumos, sino que también está generando más industria, más empleo y más oportunidades de desarrollo.
En definitiva, lo que comenzó como un mecanismo para incentivar la producción nacional hoy se presenta como una de las principales palancas de crecimiento económico. Un engranaje clave en la maquinaria industrial del Paraguay que, silenciosamente, acelera.
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