Ayer, las acciones de Tesla Inc. cayeron 8%, lo que significa un descenso del 30% con respecto a su máximo pico alcanzado en noviembre pasado, y la mayor reducción porcentual producida en una sola jornada desde el mes de referencia.
La caída se produjo como consecuencia de la crisis de la cadena de suministros, una situación que afecta no solamente a los fabricantes tradicionales de autos eléctricos, sino también a las compañías emergentes. De hecho, las acciones de las empresas rivales de Tesla descendieron entre un 7% y un 11%.
La crisis se extendería todo el 2022, y el CEO de Tesla, Elon Musk, ya confirmó que la compañía no lanzará nuevos modelos este año, sino que se concentraría en aumentar la cantidad de los ya existentes en 2022. El problema con el suministro de los semiconductores, de lanzarse nuevos modelos, retrasaría la fabricación de los actuales.
Esto significa que no solo no verá la luz, todavía, el Cybertruck, sino que tampoco estará disponible el automóvil eléctrico de US$ 25.000, un modelo más asequible pensado para un público con menor poder adquisitivo.
Otras líneas de negocio
Tesla está estudiando nuevas fórmulas de negocio ante la compleja situación que enfrenta para fabricar rodados. Entre las alternativas barajadas, la firma ya está analizando abrir sus supercargadores a otras firmas, por lo que ya comenzaron las pruebas en ese sentido.
La empresa apunta a conseguir próximamente mayores ingresos por el desarrollo de softwares relacionados con la conducción autónoma. Ahora mismo ya está en desarrollo un proyecto piloto en el que participan 60.000 usuarios para conseguir sacar adelante su Full Self-Driving (FSD, por sus siglas en inglés), el paquete premium que está dirigido a ofrecer una conducción autónoma total.
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