“Consultamos a la Ande si es que el horario de invierno aún se justifica porque teníamos la hipótesis de que el ahorro energético ya no sería significativo. Tuvimos una respuesta positiva y seguramente vamos a hacer una audiencia para ver cómo avanzamos y así presentar la propuesta lo antes posible”, afirmó García. Asimismo, el diputado agregó que los tiempos cambiaron y que este tipo de modificaciones referentes al horario se podrían haber realizado hace tiempo pero nunca se tocó el tema.
En lo que respecta a los argumentos económicos del proyecto, García indicó que la mayoría de las personas hoy en día salen para ir al trabajo cuando aún no hay sol y vuelven a horas de la noche, lo que implica un mayor uso de la electricidad y un impacto negativo en los hábitos de la gente porque se privan de aprovechar el resto de su jornada, ya que movilizarse de noche se torna mucho más riesgoso. “A las industrias con matriz eléctrica podría perjudicar en cierta medida mantener el horario de verano, teniendo en cuenta que ellas cuentan con un servicio de electricidad y cambiarles el horario afectaría los picos de producción”, analizó.
Sin embargo, el legislador acotó que esta propuesta es nada más que un inicio de todo el ordenamiento que necesitamos en materia de horario para mejorar la productividad, que debería proseguir con el cambio de horario de los colegios como de la función pública. En complemento, aclaró que la Ande comunicó que se debe dar una adecuación de más o menos seis meses para modificar el huso horario y dio la opción de ampliar un mes más el horario de verano (de setiembre a marzo) y mantener la variación de invierno.
Un poco de historia
El secretario de la Asociación de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos del Paraguay, Juan José Encina, recordó que el huso horario de Paraguay es el GMT-4 (horario de invierno) y desde 1975 se empezó a utilizar el horario de verano (GMT-3) de manera alternada.
A nivel general, el motivo del cambio de horario a nivel mundial estuvo relacionado con las observaciones de Benjamin Franklin en 1784, pasando por William Willet en 1907 y luego en la Primera y Segunda Guerra Mundial con la finalidad de aprovechar la luz solar, limitar el uso de la energía y orientar a que se adopten costumbres comunes en una misma población. Posteriormente, el cambio de horario se difundió en Europa durante la crisis del petróleo en 1973.
“No se han divulgado estudios validados sobre el verdadero ahorro energético en forma cuantificada y sus beneficios aparentan ser más subjetivos que objetivos. Aunque algunos mencionan que el ahorro se encuentra en torno al 5%”, sostuvo Encina.
Realidad paraguaya
Con respecto a la realidad de Paraguay, el ingeniero añadió que disponemos de energía renovable y no contaminante de forma abundante, pero nuestro principal inconveniente es que no la podemos usar simultáneamente por las altas demandas y las pobres líneas de transmisión. De igual manera, Encina manifestó que cambiar o no el horario no tendrá relevancia desde el punto de vista del servicio de energía porque igualmente mantendríamos picos de energía que no pueden contenerse si no se mejoran las líneas de transmisión, no obstante especificó que se podría modificar el huso horario, fomentar más turnos laborales y cambiar los horarios de ingreso a escuelas si es que se identifica que mejoraría el movimiento comercial y la seguridad.
“Mantener el horario de verano es lo que más me convence, pero es una postura subjetiva, de todas maneras debemos tratar de usar eficientemente la energía y disminuir la emisión de CO2 para mitigar los efectos del cambio climático”, concluyó Encina.
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