Hoenger explicó que alcanzar ese nivel de inversión resulta clave para enfrentar el envejecimiento poblacional y el avance de las enfermedades no transmisibles, que ejercen una presión creciente sobre los sistemas sanitarios. “Cuando la salud no recibe los recursos necesarios, el impacto no es solo médico, sino también económico”, afirmó. Recordó que la pandemia expuso las debilidades estructurales de la región y demostró que un sistema frágil afecta directamente la actividad productiva.
El representante remarcó que las deficiencias de cobertura obligan a las familias a recurrir al gasto de bolsillo, lo que profundiza desigualdades. “Cuando una persona no puede pagar un tratamiento, pierde la oportunidad de cuidar su salud y el país pierde fuerza laboral. Y si logra hacerlo, muchas veces cae en la pobreza y entra en una espiral negativa”, expresó. Señaló que según estudios del Banco Mundial y McKinsey Global Institute, cada dólar invertido en salud genera entre 2 y 4 dólares de retorno económico, y que algunas innovaciones médicas multiplican por siete ese valor.
Para mejorar la inversión en salud, Hoenger consideró esencial que el sector económico del Estado reconozca la salud como motor de desarrollo, y no como un gasto. Enfatizó que la inversión inteligente debe priorizar prevención y diagnóstico temprano. “Un tratamiento temprano de cáncer de mama cuesta entre dos y cuatro veces menos que en fase avanzada, y permite que la persona siga aportando a la sociedad. Ahí está el impacto económico”, sostuvo.
El ejecutivo también destacó la relevancia de avanzar en la descentralización sanitaria, un proceso que permite llevar tratamientos especializados al interior del país. Según explicó, centralizar todo en Asunción genera sobrecarga, listas de espera e ineficiencia, además de afectar directamente la economía familiar. “Una persona que viaja varias horas para un tratamiento pierde un día de trabajo. En un país con alto nivel de informalidad, eso significa no generar ingresos para su hogar”, señaló. Acercar la atención médica mejora la calidad de vida y beneficia tanto al sistema como a la economía nacional.
Hoenger reconoció avances recientes, como la instalación de clínicas oncológicas en varias regiones del país y la formación de más especialistas. Sin embargo, Paraguay todavía enfrenta desafíos relevantes en la cobertura oncológica, especialmente frente a una población que envejece y demanda más tratamientos. “Hoy existen alrededor de 70 oncólogos para más de seis millones de habitantes. Necesitamos prepararnos para lo que se viene”, afirmó.
En el ámbito de alianzas estratégicas, destacó el impacto histórico de la relación entre Roche y Boller, que este año celebra 85 años de trabajo conjunto. Esta colaboración permitió introducir en Paraguay innovaciones médicas que transformaron la vida de miles de pacientes, desde los primeros antibióticos hasta terapias avanzadas en cáncer, hemofilia, esclerosis múltiple y enfermedades raras. “Permitimos que los pacientes paraguayos accedan a tratamientos de última generación como en cualquier parte del mundo”, expresó.
Mirando hacia el futuro, Hoenger aseguró que el objetivo principal consiste en reducir la brecha de acceso y lograr que más pacientes reciban las terapias disponibles. Indicó que, en el caso del cáncer de mama en América Latina, el sistema trata aproximadamente al 60% del potencial de pacientes, mientras que en otras patologías la cobertura baja al 30 o 40%. “Queremos trabajar para que más pacientes accedan a soluciones innovadoras, porque eso significa mejores hogares y una economía más fuerte para el país”.
Con expectativas positivas, concluyó que Roche lanzará cada año nuevas soluciones médicas y reafirmó el compromiso de seguir impulsando el acceso para todos los paraguayos.
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