Cuando comencé mi camino en la publicidad lo primero que pensé fue en eso y detecté que, antes de ponerme a crear, debía ponerme en los zapatos de las personas a las que dirigía mi mensaje.
Algunas veces fui hombre y otras, mujer, algunas veces busqué sentir lo que no podía entender, así conocí un don que creo que todos los publicistas debemos tener: la empatía. Pero, ¿cómo bajamos conceptualmente este universo de emociones? Yo decidí hacer lo que más me gusta: investigar y leer.
Descubrí el concepto de publicidad emocional que apela a trabajar sobre las emociones de quienes compran. Pero, ¿por qué sucede esto? La verdad es que neurológicamente está comprobado que las emociones fuertes generan una memoria a largo plazo en nuestro cerebro.
Seguí investigando y me topé con el libro del Nobel de Economía, Daniel Kahneman, "Pensar rápido, pensar despacio" que señala junto al psicólogo Amos Tversky que existen dos maneras diferentes en que el cerebro crea pensamientos:
La primera es la del Sistema 1, que resulta ser emocional, rápida, estereotipada, subconsciente, entre otras características. Añaden que la función de este sistema es generar intuiciones que con frecuencia nos sirven y llevan a una compra.
La segunda es la del Sistema 2, que resulta ser lógica, lenta calculadora, consciente, entre otras características. Añaden que su función principal es tomar una decisión en base a lo percibido en el Sistema 1 y el resultado incide en la actitud de compra.
Una vez comprendido esto, comencé a implementar estas posibles visiones de cada público. Pero, como este es un mundo de eternos cambios, ajustes y planteamientos existenciales, nuevamente me nació una pregunta más: ¿y si lo que quiero no es vender un producto, si no una idea? Es posible, solo que requiere un mayor grado de inmersión dentro de la realidad estudiada y el público al que dirigiremos este mensaje, el contexto social, la cultura y muchísimos factores que se plantean en una estrategia de comunicación.
En las agencias no solo trabajamos sobre marcas, muchas veces nos toca trabajar conceptos para organizaciones que para mí, particularmente, es la parte más linda de mi experiencia profesional. No vendemos solo la emoción que te lleva a comprar una bebida gaseosa, también aportamos para que conozcas en menos de 30 segundos la realidad de muchos niños y niñas en situación de extrema pobreza, o el rescate de animales, o la consciencia medioambiental, entre otras.
¿Cambiamos el mundo? Probablemente no, pero en estos casos se trata de lograr que al menos el grupo definido dentro del "público objetivo" comprenda la importancia de ayudar, donar o se vuelva un agente de cambio.
¿Estás buscando un lugar donde encontrar el punto inicial para generar un cambio social? No dudes en contactarnos a: info@ojodepez.com.py.
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