La derogación de la emergencia fue evaluada tras registrarse el menor índice de contagiosidad, cuya curva desciende desde hace 11 meses y se proyecta una estabilidad en los próximos cuatro meses en la región. Países como Uruguay y Brasil también se encuentran en esta línea gubernamental de culminación de la emergencia sanitaria y sus efectos protocolares.
Alberto Sborovsky, presidente de la Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu), informó que ya no exigirán el uso de mascarillas, conforme dicta la derogación del decreto presidencial N°3.456 que declaraba el estado de emergencia sanitaria y el uso obligatorio de mascarillas.
El uso pasa a ser recomendado en lugares donde pueda expandirse el virus. “Más que impacto en el consumo, creo que habrá impacto en el humor de la gente. En el sentido de que vamos a volver, en algún momento, a la normalidad. Ese es el espíritu de la derogación de la obligatoriedad en el uso de tapabocas”, expresó Sborovsky.
Declaración con la que coincidió Eugenio Caje, titular de la Asociación de Importadores y Comerciantes del Paraguay (Asimcopar), que dijo: “Que el uso del tapabocas no sea obligatorio significa mejorar el humor tanto de los empleados como de los compradores. Aunque muchas de las costumbres asumidas en los últimos tiempos seguirán con nosotros. Hemos aprendido a cuidarnos mejor y a cuidar a nuestros clientes”, recordó Caje.
Los clientes y funcionarios de la Capasu podrán optar por el uso de las mascarillas y la medida se extiende en todos los supermercados adheridos al gremio. La iniciativa se suma a que meses atrás la mayoría de las farmacias y supermercados eliminaron el lavamanos, que queda a criterio del local.
“Celebramos que de a poco estamos volviendo a una plena normalidad. Los cuidados a los que nos sometió la pandemia complicaron la operación comercial en todos los niveles, con el tiempo nos fuimos adaptando con lo que eso ha significado: mayores costos y más servicios que implicaron gastos extraordinarios”, sostuvo Caje.
Frente a la inflación
En otro orden, Sborovsky se refirió a la inflación que llegó al 10% tras 11 años. “Es un fenómeno horrible, realmente estamos muy preocupados por la presión inflacionaria y la suba de los precios. Eso nos afecta de manera negativa y sobre todo a nuestros clientes, a quienes nos debemos, que ven su poder adquisitivo disminuido”, enfatizó.
Sborovsky consideró que la coyuntura económica mundial impacta en los precios finales para el consumidor, y los factores preponderantes son: la guerra en Ucrania, los bloqueos de puertos en China Continental, tras el rebrote de COVID-19.
Además de la consecuente debilidad en las cadenas logísticas, que contribuyeron a este escenario que no se veía en años. “La inflación alta es algo que no está dentro del presupuesto hace varios años y esto viene a desconfigurar una economía con precios estables”, indicó.
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