A partir del año 2000 se empezó a registrar epidemias consecutivas de dengue, por ello, la investigadora decidió estudiar a profundidad esta problemática en 2007. La cantidad de personas afectadas, la mortalidad de los casos y los múltiples gastos generados en el tratamiento, la alentó a describir las variables.
“En ese primer estudio analizamos al Instituto de Previsión Social (IPS). Cuánto le costaba a la institución cada epidemia, considerando los costos directos e indirectos. Dentro de los costos directos se incluía la atención médica, los insumos, los medicamentos y los costos de laboratorio. En ese entonces, el costo diario era de US$ 131 por paciente”, afirmó.
Luego de 13 años de esa primera investigación, actualmente se tiene una base estimada de US$ 200 por afectado, en casos de dengue simple. Pero existen casos de dengue con pacientes asintomáticos, que son tratados de forma ambulatoria, que acarrean un gasto promedio de US$ 50 diarios y los casos de dengue grave, en “los que los gastos ascienden en promedio a los US$ 1.000 por día en terapia”, declaró.
"El dengue es una enfermedad tan polimorfa que se pueden encontrar pacientes asintomáticos, con leves fiebres o simples molestias, que ni se percataron de su condición, o pacientes con fuertes síntomas, que incluso pueden derivar en la muerte. Los casos más graves ser relacionan al serotipo 2”, subrayó.
Por otra parte, la investigadora aclaró que estos montos son atribuidos a la atención brindada en los centros de salud públicos y que, si el diagnóstico, la atención, la medicación y la internación se realiza en un centro de salud privado, esta cifra crece sustancialmente. A diferencia del caso anterior, cuando el Estado se hace cargo de todo, aquí el asegurado o paciente hace frente a los gastos con sus propios recursos.
Luego, Flores remarcó que otros factores a considerar son los costos de reposo por enfermedad. “Anteriormente se contaba con un promedio de cinco días de reposo, que luego pasó hasta siete días en casos de dengue normal, y entre 10 a 14 días en casos más delicados. Esto hace alusión al costo indirecto, porque durante ese tiempo, las personas no pueden desempeñar plenamente sus funciones”, agregó.
Discapacidad
Para saber el impacto real de una enfermedad, existe una serie de indicadores sintéticos en el área de salud del Banco Mundial, a través del cual se analiza las tasas de mortalidad y discapacidad.
“Ahí se miden dos cosas, primero a la gente que murió, se les clasifica por rango etario, por edad, por la esperanza de vida que se tiene en cada país, y ahí se hacen unos cálculos sobre el tema. En el caso de Paraguay, de 2007 a 2016, se habla que perdimos 18.000 años de vida por muertes prematuras por dengue, con un total de 934 muertes”, apuntó.
Esto sirve para contar con un estudio que permita comparar nuestra situación con la de otros países que afrontan esta u otras epidemias, especificó. Según Flores, no es lo mismo comparar nuestra situación con datos económicos, frente a la situación de Brasil, que tiene 200 millones de habitantes.
“Y lo segundo que se mide es la discapacidad. Esto quiere decir cuánto tiempo la persona no puede desempeñar plenamente sus funciones, cuánto tiempo queda en reposo, cuánto tiempo está convaleciente y en cuánto tiempo pasa a su plena recuperación”, refirió.
Preocupante
Por último, Flores comentó que cada 1 grado de temperatura que sube, el mosquito se reproduce con mayor rapidez, por eso, es vital la actitud preventiva con la recolección de residuos y limpiezas en general.
Según el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPBS), en el transcurso de este año suman 106.127 notificaciones de cuadros vinculados al dengue (sospechosos), 5.766 los casos confirmados y 20 fallecidos.
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