Así lo señaló Manuel Jiménez Gaona, presidente de la Federación Paraguaya de Madereros (Fepama), en diálogo con InfoNegocios, al realizar un balance de un año que calificó como “muy importante” para la actividad. Según explicó, el sector viene de un piso histórico cercano a los US$ 98 millones en exportaciones de madera, cifra que ahora se busca dejar atrás con un cambio de perfil productivo.
Uno de los factores clave detrás de esta proyección es el crecimiento sostenido de las plantaciones forestales. Actualmente, el sector registra alrededor de 300 hectáreas nuevas plantadas, lo que comienza a asegurar una base de materia prima más estable para la industria. Este avance ya está generando efectos concretos, como la instalación de nuevas plantas industriales en zonas productivas del interior, principalmente en departamentos como Caaguazú y Caazapá.
“Hoy vemos que el productor empieza a entender que la forestación puede ser un tercer pilar del negocio rural, junto con la agricultura y la ganadería”, señaló Jiménez Gaona. En ese sentido, destacó que existe un mayor entusiasmo por parte de productores que comienzan a destinar parte de sus establecimientos a plantaciones forestales como una inversión de largo plazo.
El comercio exterior es otro de los ejes centrales del balance. Durante 2024 y 2025 se observó un aumento de las exportaciones, no solo de materia prima, sino también de productos con mayor valor agregado, como contrachapados y otros derivados industriales. Para Fepama, este cambio es fundamental para mejorar la rentabilidad del sector y posicionar a Paraguay como proveedor confiable en mercados más exigentes.
“Exportar madera sin valor agregado no tiene sentido. El objetivo es avanzar hacia productos técnicos, de calidad y con continuidad”, afirmó el titular del gremio, al tiempo de remarcar que este proceso permite acceder a mejores precios y acelerar la apertura de nuevos destinos.
Actualmente, Estados Unidos se mantiene como el principal mercado de exportación, seguido por Brasil y Argentina, que comienza a mostrar señales de reactivación. A esto se suma el interés por avanzar en mercados europeos, aunque con mayores exigencias técnicas y regulatorias, y la mirada puesta en Asia, con expectativas de novedades comerciales en países como Japón, Corea del Sur y Taiwán. También se mencionan oportunidades en países árabes e incluso en Israel, de cara a 2026.
Más allá de los mercados, Jiménez Gaona subrayó que uno de los principales desafíos sigue siendo el financiamiento. Si bien existen líneas de crédito, los plazos aún no se ajustan del todo a la lógica de un negocio de largo plazo como el forestal, donde los retornos pueden demorar entre cinco y diez años. “Ese es uno de los puntos en los que todavía tenemos que trabajar fuerte”, reconoció.
Otro aspecto relevante es el avance en certificaciones y prácticas sostenibles, especialmente aquellas exigidas por los mercados internacionales. Desde Fepama destacan la importancia de contar con certificaciones que garanticen el uso responsable de insumos y brinden previsibilidad tanto a productores como a compradores externos.
De cara a 2026, los objetivos del sector están claros: seguir creciendo en el campo, atraer inversiones industriales y acompañar la apertura de nuevos mercados. Si estas variables se alinean, el sector forestal paraguayo podría dar un nuevo salto y consolidar exportaciones por encima de los US$ 100 millones, fortaleciendo su rol dentro de la matriz productiva y exportadora del país.
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