“A pesar de que hay una gran cantidad de mandioca en los campos, lista para ser cosechada, las limitaciones en la capacidad de acopio industrial generaron un cuello de botella. Gran parte del producto permanece sin cosechar debido a la falta de continuidad en la demanda industrial, lo que creó un stock significativo en las chacras”, indicó Moisés Vega, técnico especialista del sector mandioca del MAG.
Esta situación provocó una disminución en los precios, los cuales se mantienen en niveles que no son atractivos para los productores. Como resultado, estos agricultores se encuentran desmotivados, ya que los ingresos no compensan el esfuerzo y los costos de producción.
“El rendimiento promedio nacional de mandioca se sitúa entre 15 y 16 toneladas por hectárea, cifra que es considerablemente baja en comparación con el potencial real de la planta, que podría alcanzar hasta 40 toneladas por hectárea bajo condiciones óptimas”, mencionó Vega.
Este bajo rendimiento es una preocupación central para el MAG, que está implementando estrategias para mejorar las prácticas agrícolas a nivel nacional. Estas incluyen la difusión de técnicas avanzadas, la mecanización de la agricultura, y la introducción de mejores variedades de semillas, con el objetivo de incrementar tanto la productividad como la calidad del producto final.
La calidad de la mandioca es un tema crítico en el mercado actual. Los consumidores exigen una mandioca de alta calidad, que sea blanda y sabrosa, pero la oferta actual no cumple con estas expectativas, lo que llevó a un decrecimiento en la demanda. Este problema de calidad obligó a algunos consumidores a buscar alternativas, lo que agrava la situación del mercado.
Según el especialista en producción, el cultivo se concentra en los departamentos de San Pedro, Caaguazú, y Canindeyú donde se encuentran las mayores extensiones. Actualmente, más de 150.000 productores están involucrados en la producción, pero la mayoría de ellos cultivan para consumo propio, y solo una fracción de la producción se destina al mercado fresco o al procesamiento industrial.
Desde el MAG buscan mitigar esta situación a través de programas de capacitación y asistencia técnica, enfocados en mejorar el manejo del suelo, la mecanización agrícola, y el uso de insumos adecuados. Además, se están realizando esfuerzos para mejorar la calidad, lo cual es crucial para aumentar la demanda tanto en el mercado interno como externo. Sin embargo, la adopción de estas tecnologías sigue siendo un desafío, especialmente para los pequeños productores que carecen de los recursos financieros para invertir en mejoras.
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