Según el presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo, la cadena de producción de legumbres en el país aún está en proceso de desarrollo. “Hay producción, pero no en volúmenes suficientes para abastecer completamente el mercado. En algunas temporadas se logra cubrir la demanda local, pero, en general, la producción es limitada y, en su mayor parte, está destinada al autoconsumo”, señaló.
Entre las legumbres más cultivadas en Paraguay se encuentran el poroto y la arveja, aunque su producción es estacional. “El poroto es un cultivo de producción general en el país, pero la mayoría se consume en los hogares y solo el excedente llega al mercado. La arveja, por su parte, es un cultivo de otoño con poca incidencia en la economía del productor”, explicó Cristaldo. Además, indicó que no existen estudios recientes que cuantifiquen con exactitud el volumen de producción y consumo de legumbres a nivel nacional.
Por su parte, Ernesto Sotelo, director de Comercialización de la Dirección de Extensión Agraria (DEAg), confirmó que no se cuenta con datos precisos sobre el consumo mensual de legumbres en el país. “La producción local de legumbres depende en gran medida de los pequeños productores de la agricultura familiar. Son cultivos temporales que inician su ciclo en octubre o noviembre y se extienden hasta marzo. La lluvia y otros factores climáticos inciden fuertemente en la producción”, explicó.
La importación es clave para suplir la demanda del mercado, dado que la producción local es insuficiente. Sotelo indicó que se importan legumbres desde Argentina, Brasil y Bolivia. “El poroto seco, por ejemplo, es producido en pequeños volúmenes por la agricultura familiar y distribuido a través de empresas fraccionadoras. Sin embargo, cuando la oferta local es baja, es necesario importar”, detalló.
En comparación con otros rubros agrícolas como la soja y el trigo, las legumbres tienen un menor impacto en la economía nacional. Según Sotelo, la planificación de cultivos en el país está enfocada en productos de mayor demanda y con menor riesgo de estacionalidad, como tomates, locotes, cebollas y papas. No obstante, reconoce que la inclusión de legumbres en ferias de la agricultura familiar ha demostrado ser una estrategia efectiva para fomentar su comercialización.
A pesar de los desafíos, tanto Cristaldo como Sotelo coinciden en que las legumbres son una fuente importante de proteína en la dieta de la población y que su producción debería fortalecerse. “Es una línea en la que hay que seguir trabajando y desarrollando. Aunque la producción no esté consolidada, hay oportunidades para mejorar la planificación y diversificar los ingresos de los pequeños productores”, afirmó Cristaldo.
Con el crecimiento de las ferias y la posibilidad de establecer programas de incentivo similares a los implementados en otros cultivos, la producción de legumbres podría encontrar un espacio más estable en nuestra economía. Sin embargo, para lograrlo, es necesario fortalecer la organización de los productores, mejorar el acceso a información sobre el mercado y fomentar la adopción de técnicas agrícolas que permitan una producción más sostenible a lo largo del año.
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