“Ya no se trata solo de comunicar un mensaje, sino de generar experiencias y compartir valores. La autenticidad es fundamental, porque los consumidores de hoy están hiperconectados, son escépticos ante la publicidad tradicional y exigen un fuerte propósito en las marcas”, explicó.
Uno de los principales cambios que trajo consigo la Generación Z es que ya no se percibe la construcción de marca como un proceso unilateral. “El consumidor tiene el control sobre la narrativa de las marcas. Por eso, nosotros, por ejemplo, trabajamos en el concepto que mide la relevancia y el deseo que genera una marca en su audiencia”, detalló Riolfo. Este concepto se evalúa a partir de factores como la conversación social, la participación de la comunidad, las tendencias culturales y la percepción general de los consumidores sobre la marca.
Para adaptarse a esta nueva realidad, las empresas deben basar sus estrategias en datos y en un profundo entendimiento del consumidor. Riolfo señaló que en la agencia utilizan un enfoque innovador basado en la psicología del consumidor, combinando metodologías cualitativas y cuantitativas para comprender las motivaciones y barreras psicológicas que afectan la percepción de una marca. “No basta con medir el engagement o las menciones. Hay que analizar los patrones emocionales y las motivaciones profundas que impulsan la decisión de compra”, agregó.
Diferenciarse en el marketing dirigido a millennials y a la Generación Z es otro desafío. “La Generación Z no compra productos, compra valores y experiencias. Buscan marcas con propósito, transparencia y disrupción. No basta con estar en redes sociales; hay que ser parte de la conversación de manera auténtica y real”, enfatizó Riolfo.
El equilibrio entre autenticidad y ventas sigue siendo un reto, pero, según Riolfo, la creatividad es fundamental. “Cuando se combinan los datos con un profundo conocimiento del consumidor, el impacto es mayor. No se trata solo de pautar en el medio que le gusta a la Generación Z, hay que comunicarse con ellos en su lenguaje y bajo sus códigos culturales”.
El rol de los influencers también cobró gran relevancia en la construcción de confianza y lealtad de marca. “Los influencers ya son parte de la cultura de la Generación Z, forman parte de su día a día y facilitan la decisión de compra. Las marcas deben entender que los jóvenes valoran las recomendaciones de sus referentes digitales más que la publicidad tradicional”, sostuvo.
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