Antes de que el mundo se pusiera en pausa, mboja’o trabajaba activamente para evitar el desperdicio de alimentos, redistribuyendo excedentes en buen estado a hogares de niños y organizaciones benéficas. En ese contexto, habían ganado un premio de la Misión Técnica de Taiwán, que les dio un impulso económico para desarrollar nuevas líneas de acción. Sin embargo, al llegar la pandemia, ese plan inicial se vio alterado. Con las celebraciones suspendidas y la paralización del ritmo habitual de la sociedad, Ximena empezó a preguntarse qué podía hacer para mantener viva la esperanza, tanto para su equipo como para las personas a las que solían ayudar.
“Nos dimos cuenta de que había mucha gente que tenía la intención de hacer algo por los demás, pero no tenía ni el tiempo, ni la herramienta, ni el método para hacerlo”, explicó Ximena. Mbovy’a nació para resolver justamente eso: facilitar que cualquier persona pueda regalar una experiencia festiva a hogares infantiles, ancianos u otras entidades, sin salir de casa.
“Dijimos, bueno, nosotros ya tenemos todo esto armado, vamos a paquetear esto, vamos a hacer que sea un producto que podamos ofrecerle a las personas”, relató sobre el momento en que decidieron profesionalizar la idea. Así nacieron los “vales de felicidad”, que no son otra cosa que celebraciones organizadas en hogares, financiadas por personas que desean hacer un regalo significativo.
“El concepto es difícil de explicar, porque suena bastante abstracto. Sin embargo, su ejecución es muy concreta: cualquier persona puede ingresar al sitio web www.mbojao.store y elegir vales según su tamaño o presupuesto. Hay opciones para 25, 50 o hasta 150 personas, dependiendo del alcance que el donante desee tener”, dijo Mendoza.
“Cuando vas a comprar ese vale de felicidad, ese vale equivale a una merienda o un almuerzo festivo en un hogar”, detalló Mendoza. Pero más allá de la comida, lo que se regala es una experiencia: decoración, sorpresas, torta, música y juegos para quienes viven en situaciones vulnerables. “Es como un cumple, un pequeño cumple que se les lleva al hogar”, agregó.
Uno de los pilares del proyecto es que no se trata solo de donar, sino de compartir una emoción. “A mí me pasa mucho, no sé qué regalar. Porque aquí en el mundo hay gente que tiene de todo, y el vale de felicidad se convierte en un regalo único y simbólico, que deja una huella tanto en quien lo da como en quien lo recibe”, reflexionó.
Este gesto puede hacerse en nombre propio, o incluso acompañar el evento. “Hay mucha gente que quiere regalar esto, pero también quiere participar. No hay ningún problema”, afirmó. En esos casos, el donante puede acudir al hogar y compartir con los niños o adultos mayores la celebración. “Lo primero que hacemos cuando llegamos es poner el papelito: ‘Hoy es el cumpleaños de fulanito’... Y después se canta, se juega, se comparte con todos”, relató.
Lo innovador de Mbovy’a es que no se limita a los cumpleaños. Cualquier ocasión puede transformarse en un gesto de solidaridad: aniversarios, días especiales, incluso fechas como Navidad o Año Nuevo. La idea es canalizar emociones positivas a través de una acción concreta.
Más allá de la acción puntual, lo que Mbovy’a propone es una forma de recuperar la humanidad, aún en los momentos más difíciles. “Nos dimos cuenta de que esto ya estaba ocurriendo, la gente ya hacía esto desde hace años, pero la pandemia hizo que aflore aún más”, contó Mendoza.
“La experiencia de alegría cuando estás pudiendo regalar de alguna manera a niños y niñas, a adultos mayores eso es un regalo trascendente, que se siente”, concluyó Ximena.
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