La iniciativa fue creada por José Tomás Roa, instructor de yoga, Tai Chi y músico terapeuta, y unió Natalia González Rahi, maestra de profesión y hoy terapeuta holística. Ambos venían de carreras profundamente humanas: José en trabajo social y Natalia en educación. Durante años trabajaron en entornos de alta demanda emocional, en instituciones y con personas en situaciones vulnerables. Esa experiencia, aunque valiosa, también los llevó al límite.
“Pasamos por momentos muy estresantes y agotadores, a nivel laboral, sobre todo. Ahí empezamos a buscar alternativas para sanarnos primero nosotros y después compartir con los demás”, recordó Natalia. Lo que comenzó como un proceso personal para recuperar equilibrio y salud emocional se transformó, con el tiempo, en un espacio abierto a la comunidad.
La búsqueda de bienestar los llevó a tomar terapias, formarse con profesionales del extranjero y profundizar su camino en disciplinas como yoga, Tai Chi, reiki, musicoterapia y otras prácticas energéticas. “Siempre fue algo muy orgánico. Empezamos a tomar terapias para nosotros y después fueron llegando personas que querían enseñar o compartir lo que sabían. Nosotros los recibíamos y aprendíamos también”, contó.
Con el tiempo, ambos se especializaron en áreas complementarias. José se dedicó a las prácticas corporales y sonoras, mientras Natalia se enfocó en terapias alternativas como reiki, lectura de registros holísticos, tarot terapéutico, gemoterapia y constelaciones familiares, siempre desde la formación continua en Paraguay, Argentina y Brasil. “Cada uno siguió su vocación, y así hoy ofrecemos clases, talleres y experiencias desde lo que sabemos hacer mejor”, explicó.
El enfoque central de Iniciativa Creer para Crear es el equilibrio integral. Para Natalia, el estrés aparece cuando “la mente, el cuerpo y el espíritu están disociados”, dijo; y las prácticas que ofrecen buscan unir esos aspectos. El yoga y el Tai Chi ayudan a bajar la tensión corporal, el reiki y otras terapias energéticas colaboran en liberar patrones negativos, mientras que la meditación, las afirmaciones positivas y los encuentros formativos apuntan a fortalecer el ámbito mental y emocional.
“Somos como una pila: necesitamos descargar lo negativo y recargar lo positivo”, indicó Natalia, y agregó que muchas pequeñas rutinas pueden marcar la diferencia: caminar en la naturaleza, leer libros físicos, escribir lo que uno siente, hacer trabajos manuales, cuidar plantas o dedicar unos minutos a la respiración consciente.
La propuesta también se adapta a distintos públicos. Trabajan con adultos, jóvenes y especialmente con adultos mayores, a quienes ofrecen planes de estimulación física y acompañamiento emocional en domicilio. Las terapias individuales tienen un costo que oscila entre G. 150.000 y G. 300.000, y las clases de yoga varían según la frecuencia semanal. Además, ofrecen clases y sesiones online, lo que permite que personas de cualquier lugar accedan a sus prácticas de bienestar y acompañamiento terapéutico.
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