“La cirugía oral y maxilofacial incluye la corrección de deformidades faciales, extracción de dientes retenidos, reconstrucción maxilofacial y tratamiento de lesiones en la mandíbula. La intervención puede ser necesaria debido a deformidades congénitas, accidentes o problemas traumáticos, y es vital considerar una serie de factores antes de proceder, incluyendo diagnósticos precisos y estudios preoperatorios”, indicó Galeano.
El proceso inicial implica una consulta exhaustiva para determinar la causa subyacente de los problemas, ya sean congénitos, accidentales o adquiridos. Se realizan evaluaciones detalladas, como radiografías, tomografías y análisis de laboratorio, para planificar el tratamiento adecuado. Los pacientes pueden enfrentar tratamientos conservadores no invasivos o procedimientos quirúrgicos más complejos, dependiendo de la gravedad y el tipo de problema.
En cuanto a las innovaciones recientes en cirugía maxilofacial, Galeano comentó que mejoraron significativamente los resultados para los pacientes. “La tecnología avanzada permite la cirugía asistida por computadora, la impresión en 3D para la planificación quirúrgica y la fabricación de implantes personalizados. Estas técnicas minimizan la invasividad, reducen el tiempo de recuperación y disminuyen los riesgos asociados con la cirugía tradicional”, agregó.
Por otro lado, la especialista en cirugía oral y maxilofacial resaltó la importancia del tratamiento de la articulación temporomandibular (ATM), una parte crucial de la cirugía maxilofacial, que implica tanto métodos conservadores como quirúrgicos.
“El enfoque conservador incluye técnicas no invasivas y el uso de dispositivos como articuladores para evaluar la función de la mandíbula. En casos más graves, se pueden realizar procedimientos quirúrgicos para corregir problemas estructurales de la articulación y los tejidos circundantes, utilizando tecnología avanzada para realizar las cirugías de manera menos invasiva”, explicó.
La prevención es clave para evitar la necesidad de cirugía maxilofacial. Una buena higiene bucal, visitas regulares al dentista y una dieta equilibrada son esenciales para prevenir infecciones severas, impactaciones dentales y enfermedades periodontales avanzadas que pueden requerir intervención quirúrgica. “El trabajo en equipo entre odontólogos generales y especialistas es crucial para un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo” concluyó Galeano.
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