¿Libros físicos o digitales? Para quienes pertenecen a la generación anterior al boom de las redes sociales y del mundo digital no hay dudas: tocar las hojas, olerlas, produce sensaciones que trascienden el placer de leer y es un plus para preferir a las publicaciones impresas por encima de los e-books.
Pero hay una generación que creció en el universo digital y para la que la pantalla es una ventana a un sinfín de posibilidades, entre las que la lectura es una de las tantas opciones que están al alcance de los ojos.
Un estudio de Amazon Kindle del 2021 mostró que en España el 55% de los lectores lee tanto los libros físicos como en formato digital. Y solamente el 6% lee exclusivamente libros electrónicos y el 30% lo hace únicamente en papel. Esto demuestra que la mayoría pasa indistintamente de un formato a otro.
¿Se aplica lo mismo en Paraguay, o un formato está desplazando al otro? “Se decía que los libros digitales iban a desplazar a los físicos, pero no fue así. Nadie va a desplazar a nadie, sino que van a ir de la mano, sobre todo en Paraguay donde los libros digitales no están al alcance de mucha gente”, afirmó Vidalia Sánchez, secretaria de la Cámara del Libro Asunción Paraguay (CLAP).
La editora señaló que la pandemia hizo que en los colegios se leyeran libros en PDF, no precisamente e-books o libros digitales, pero aclaró que después volvieron a los libros físicos, a tal punto de que el año pasado todos los colegios volvieron a adquirirlos. “Y digo colegios porque es el segmento más grande que nos compra, pero el público en general también”, apuntó.
La pregunta es si en este contexto los libros digitales son una buena opción de negocios. La respuesta es afirmativa, aunque la cuestión pasa por otro carril, el de no contar con una legislación al respecto. “Todavía no publicamos ningún libro digital porque estamos esperando la nueva Ley del Libro porque la actual no incluye a los libros digitales. Hoy puedo hacer uno y mañana en CDE hay 1.000 copias, y no puedo hacer nada al respecto porque no hay penalización”, explicó Sánchez.
Bella Franco, directora de Registro de la Dirección Nacional de Propiedad Intelectual (Dinapi), dijo, sin embargo que la protección de e-books es la misma que tienen las obras impresas. “La naturaleza misma de la protección hace que no se necesite registro para tener derecho sobre las obras, o creaciones. La protección es automática desde el momento de la creación. El registro es un medio probatorio, una herramienta legal que tiene el autor o el titular de los derechos de la obra”, aclaró.
Para Vanessa Valverde, tesorera de la Cámara Paraguaya del Libro (Capel) es necesario un ente regulador, algo similar a la que tienen los músicos con la Asociación Paraguaya de Autores (APA), y que se encargue de hacer un seguimiento de las eventuales publicaciones en internet de libros sin autorización del autor o de la editorial y eliminarlos.
“El problema es internacional. En otros países hay editoriales que tienen un equipo informático que busca dónde suben libros sin permiso. Está complicado este tema, hay demasiada competencia desleal”, aseveró.
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