“Las empresas ya no pueden seguir funcionando solo como negocios familiares. Debemos profesionalizarlas, abrir los capitales, mostrar lo que hacemos y sumar socios con capacidades que nos complementen”, afirmó.
Eduardo Borgognon es presidente de CIE y forma parte del directorio de diversas empresas del sector privado, vinculadas a los rubros inmobiliario, de transporte fluvial y agropecuario. A su vez, estuvo al frente de la Bolsa de Valores de Asunción desde 2021 hasta comienzos de 2025.
Para el empresario, Paraguay atraviesa un cambio de escala en la forma de hacer negocios. El país está transitando de proyectos medianos a iniciativas de gran envergadura —de US$ 20 o 30 millones a obras que hoy pueden superar los US$ 300 o incluso US$ 4.000 millones—, lo que exige una transformación cultural y empresarial.
“Creo que tenemos que cambiar nuestra forma de hacer negocios. Tenemos que pensar en que las empresas ya no van a ser empresas solamente familiares. Tenemos que abrir los capitales, mostrar lo que hacemos, tenemos que conseguir socios”, remarcó.
Financiar el desarrollo: una mirada de largo plazo
Uno de los grandes desafíos para Borgognon es el acceso a financiamiento de largo plazo, especialmente en sectores con alto impacto económico como la construcción y la industrialización.
La industrialización es el otro eje esencial para diversificar la economía paraguaya, reducir la dependencia de las materias primas y generar empleo formal. “Hoy seguimos exportando materia prima e importando productos terminados. Si queremos industrializarnos, necesitamos esquemas financieros que nos permitan invertir a largo plazo”, remarcó.
A pesar de que Paraguay aún se encuentra lejos de los mercados más maduros en materia de acceso al financiamiento, el país muestra un rumbo claro y avances significativos. El fortalecimiento del sistema bancario, el crecimiento sostenido de la Bolsa de Valores y la incorporación de instrumentos financieros impulsados por la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) han ampliado las alternativas de crédito y capital para las empresas. Sin embargo, la industria nacional requiere mecanismos de financiamiento a largo plazo, con condiciones más favorables y previsibilidad.
“Necesitamos esquemas financieros que nos permitan invertir. En la industria cuando uno habla de inversión, los plazos son de 10, 15, 20 años, no podés hablar de cinco años. Entonces una estructura financiera que nos permita efectivamente hacer que nuestro flujo de caja sea siempre positivo es lo que el país necesita”, puntualizó.
Borgognon subrayó la necesidad de una política de Estado que fomente la inversión productiva a través de esquemas de financiamiento sostenibles. “No se trata de subsidiar la pobreza, sino de subsidiar la generación de riqueza. Una política bien diseñada puede transformar el subsidio en crecimiento, empleo e impuestos. Es un círculo virtuoso que impulsa la economía real”, sostuvo.

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