¿Cómo se inició en la actividad empresarial?
Terminé la secundaria en EE.UU. y después seguí Arquitectura. Me gradué y entré a trabajar en un estudio arquitectónico. Quería dejar mi huella en el mundo con grandes obras pero mi padre quería incursionar en otros negocios, así que como hijo mayor volví, no para seguir el negocio familiar, que en ese momento era el avícola sino para abrir una planta de agua mineral por el boom que había en aquel tiempo, hablo de 1995. Eso no salió y como ya me había mudado de EE.UU. a Paraguay dije que no iba a volver allá y que iba a buscar oportunidades. Ahí se dio lo de continuar el negocio familiar, construyendo una nueva planta con tecnología totalmente automatizada, con una empresa ya profesionalizada. Ahí iniciamos este proceso de construir Las Tacuaras SA.
¿Qué obstáculos encontró al entrar en este mundo?
Mi primer obstáculo fue mi relación con mi padre. Yo soy muy respetuoso, jamás le levanté la voz. Él se hizo empresario sin ninguna educación, ni siquiera terminó sexto grado. Habiendo estudiado y vivido 10 años en un país del Primer Mundo tenía visiones muy diferentes a las de él. Sabía que para que el negocio creciera teníamos que profesionalizarlo, hacer muchas innovaciones. Para mí fue ganarme primero el respeto de mi padre, que confíe en mi gestión sin que haya un quiebre de relación, siempre con mucho respeto, dándole tiempo para que digiera las nuevas ideas y así vaya cambiando de a poco.
Para mí ese respeto era primordial porque primero estaba la familia antes que la empresa. Así me gané mi espacio y hace ya más de 10 años que él no participa en las reuniones empresariales, ni de la asamblea; deja la gestión completamente en manos de sus hijos, en quienes confía plenamente.
¿Cuál fue su mejor decisión como empresario?
En su momento yo no estaba seguro, pero la mejor decisión en su momento fue volver al Paraguay. Y si algo me satisface mucho es que seguimos creciendo, tenemos cuatro unidades de negocios totalmente profesionalizadas. Los hermanos formamos parte del directorio, tenemos todas las empresas dirigidas por gerentes, todos paraguayos. Hoy el 80% de mi tiempo no me ocupan mis empresas sino que estoy muy comprometido con las organizaciones de la sociedad civil, soñando siempre con ese Paraguay mejor. Creo que estamos bien encaminados. Estoy en otros espacios como miembro de junta directiva, del consejo; eso me da mucha satisfacción, poder aportar más allá de mi familia y de mi empresa.
¿Qué virtudes y defectos caracterizan al hombre de negocios paraguayo?
Me muevo en un ambiente de empresarios sanos. En estas organizaciones mis colegas son empresarios muy exitosos, que están preocupados por el país, muy involucrados en muchas causas, y como ya forman parte del directorio de sus empresas tienen tiempo para dedicarle a muchas otras causas y eso es muy bueno, porque están comprometidos con el país. Pero así como ellos hay otros a los que solamente les importa el lucro, no su comunidad, ni cumplir con las leyes -sean tributarias o laborales- y siempre ven el camino más corto para hacerse con un poco más de dinero. Y eso fomenta la corrupción porque para hacer eso tienen que tener aliados en el Gobierno.
¿Qué les aconsejaría a quienes se inician como empresarios?
Cuando recién me iniciaba, en una conversación informal, un embajador de Corea me dijo: “Nunca persigas el dinero, haz bien tu trabajo, haz lo correcto y el dinero viene por añadidura”. Yo lo tomé de manera muy personal y dije que en cualquier actividad siempre iba a hacer lo correcto y lo mejor posible. A mí me sirvió. No sé si nuestra empresa es exitosa o no pero creo que su crecimiento se debe a nuestra forma de actuar.
El emprendedor de hoy ¿debe formarse o alcanza con ser intuitivo?
En la época de mis padres se hacían empresarios por intuición, hoy creo que eso es mucho más difícil porque vivimos en un mundo globalizado, no en esa comunidad pequeña de Paraguay, y competimos con empresarios de todo el mundo. Incluso hoy me tengo que seguir actualizando, estudiando, aprendiendo, viendo qué hacen los demás, o si no me quedo en el camino, y cuando una empresa no innova de a poco se va muriendo.
¿Es el Estado un obstáculo para las empresas en Paraguay?
Algo bueno de Paraguay es que si hacés las cosas bien el Estado no te molesta, no se mete en tu negocio, no te dice a qué precio vender. Paraguay es un país de libre mercado con relativamente bajas tasas impositivas y creo que sigue siendo, de México para abajo, el mejor país para hacer negocios.
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