¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Se inició en Chile mientras trabajaba y estudiaba dos carreras. Comencé trabajando en el área de ventas en una de las principales empresas de retail, aprendiendo los detalles del servicio al cliente, para entender qué es lo que este necesita y qué le puede ser útil. Al terminar las carreras volví a Paraguay y estuve en el sector automovilístico a cargo de una de las principales marcas internacionales.
A los cuatro años de haber vuelto, inicié el desafío de abrir mercado con productos profesionales para higiene institucional, en un ámbito donde -salvo empresas multinacionales con esquemas de higiene estandarizados- era incipiente aún el uso de protocolos de seguridad alimentaria, y de higiene en general.
Muchos profesionales de bromatología y nutrición tuvieron la apertura para trabajar en conjunto y contar con los productos y asesoría para desarrollar protocolos de higiene. Nos especializamos en dar soporte y sistemas de higiene a los clientes, incluyendo multinacionales, supermercados, hoteles, servicios de catering, restaurantes, hospitales, clínicas, instituciones. En el 2019 iniciamos el proyecto de lavandería industrial profesional, dado el crecimiento del sector hotelero y la industria.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresaria?
No encontré obstáculos, encontré oportunidades. Creo que siempre debemos ver las oportunidades, y si no están, crearlas. Todo conlleva un esfuerzo y parte de ese esfuerzo es poder salir adelante. Creo firmemente que hoy contamos con mayores oportunidades para abrir caminos, gracias a quienes nos enseñaron a hacerlo.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresaria?
La inmensa cantidad de empresas que confiaron y siguen confiando en los desarrollos que llevamos al mercado. Cuento con relación de clientes de más de 15 años, que es el tiempo que llevo en el país en mi etapa profesional.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
No me gusta hablar de bondades y defectos; prefiero hablar de las oportunidades que los empresarios están generando en el país. Vemos una generación de empresarios comprometidos cada vez más con el desarrollo de Paraguay y que abren negocios con propuestas de valor realmente competitivas con los mercados de la región, lo cual abre oportunidades para toda la sociedad paraguaya.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba comenzando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
Creo que tuve los mejores consejos. Provengo de una familia de personas muy trabajadoras y emprendedoras. Aprendí que siempre hay que escuchar, mirar, analizar, ver las oportunidades, animarse y decir la verdad. Con estos ingredientes sólo cosas buenas pueden ocurrir.
El empresario actual ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
Si no la tiene deberá rodearse de personas que sí la tengan y desarrollar los proyectos de la mano y con la asesoría de personas con los conocimientos y el compromiso necesarios.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
Menos burocracia, más asesoría de expertos en los sectores de adquisiciones sobre el bien o servicio que van a contratar. Hoy son muy sesgados algunos trámites o requisitos, por ejemplo, para las importaciones. Definitivamente recomendaría mayor apertura en ese sentido.
¿Un libro que todo CEO o gerente general debería leer al menos una vez en su vida?
Tengo varios, pero creo que La transición al océano azul: Más allá de competir, de Renée Mauborgne y W. Chan Kim es un libro recomendable para cualquier gerente general.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Comunicación, siempre comunicación. Saber dónde estamos, qué necesitamos y a dónde queremos ir. Y trabajar en equipo, incluyendo al cliente interno y externo.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
Ese es el gran desafío. Yo sigo investigando cómo lograrlo. Por lo pronto, la satisfacción de los clientes, lograr suplir las necesidades del mercado y mi familia son los que logran equilibrar mi día.
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