“La recomendación principal, más allá del contenido de las políticas de cada empresa, es que las mismas estén escritas, sean claras, transparentes y, sobre todo, que estén socializadas con los colaboradores de todos los niveles de la organización, sin dejar lugar a la incertidumbre o a la libre interpretación”, afirmó Sol Heisecke, HR Service Leader de Jobs.
La experta señaló que las relaciones afectivas entre colaboradores de la empresa pueden ser permitidas siempre y cuando no afecten a los resultados y objetivos de la organización. Se recomienda fijar los límites, como la prohibición de estas relaciones entre colaboradores que cuenten con una relación jerárquica, es decir, entre jefe o jefa y colaborador o colaboradora, o entre colaboradores de áreas directamente relacionadas.
A su vez, Freddy Fernández, presidente de la Asociación Paraguaya de Recursos Humanos (Aparh), aclaró que la legislación laboral no prohíbe los romances en el trabajo, pero las empresas sí pueden contar con políticas internas que establezcan los procedimientos y reglas para estas situaciones, aunque estas normas tienen limitantes.
“Estas políticas pueden considerar desde notificar a las áreas de recursos humanos o jefes directos hasta cambios de áreas o roles dentro de la empresa para evitar conflictos de interés, siempre que las mismas no impliquen un cambio en las condiciones contractuales pactadas con el colaborador”, explicó.
El objetivo de esto, según Heisecke, es prevenir los conflictos de intereses, las acusaciones de favoritismo o discriminación y problemas en el rendimiento laboral. Y en caso de que se detecten, se debe contar con un plan de acción concreto, como traslados de los colaboradores implicados a otras áreas, salidas acordadas u otras medidas que impidan la relación laboral directa de las partes.
También es recomendable contar con un código de conducta profesional que comunique el comportamiento esperado por ambas partes dentro del lugar de trabajo, garantizando un ambiente laboral respetuoso y profesional.
“Los colaboradores que decidan tener una relación afectiva deben comprender la importancia de mantener la confidencialidad y discreción en todo momento, así como un compromiso serio en conservar el enfoque en su desempeño laboral y cumpliendo a cabalidad con sus responsabilidades laborales”, agregó.
¿Tienen algún lado positivo para la empresa este tipo de relaciones? Siempre y cuando las relaciones afectivas existentes en la organización sean saludables y estén bien gestionadas, podría contribuir a un ambiente laboral positivo, amigable, y al mismo tiempo, influir a una duradera permanencia de los colaboradores dentro de la empresa, sostuvo Heisecke.
“En caso contrario, los aspectos negativos podrían basarse en conflictos de intereses, fugas de información confidencial, repercusiones en la productividad de los colaboradores y distracciones constantes durante el horario de trabajo”, señaló.
También, si la relación no es bien percibida por otros miembros de equipos, podría impactar en el clima laboral. Y, en caso de no ser manejada de manera profesional, dando lugar a comportamientos inapropiados, como muestras públicas de afecto o discusiones personales en el entorno laboral, podría afectar a la imagen de la organización.
Según Fernández estas relaciones podrían ser benéficas, pues contar con apoyo y motivación adicional podría impulsar a las personas a ser mejores en su trabajo. Pero también pueden existir inconvenientes si se involucran los problemas personales con los asuntos laborales. Y en caso de que la relación llegue a un término abrupto, un distanciamiento extremo entre podría provocar conflicto dentro de la empresa.
¿Qué hacer cuando se presentan casos?
Evaluar siempre con calma la situación presentada antes de tomar cualquier medida drástica, preguntarse si existe conflicto de intereses y si la relación afectará de manera negativa a los equipos y a la organización, recomendó Heisecke.
Añadió que comprender el contexto en su totalidad ayudará a determinar la mejor manera de abordarlo; y acudir a la comunicación efectiva conversando con los involucrados y generando espacios de confianza para hablar al respecto.
“Aplicar las políticas que regulan las relaciones afectivas laborales en la empresa, hacerlo de manera justa y comunicando en todo momento a los colaboradores implicados los siguientes pasos”, destacó la experta. Promover y recordar el comportamiento ético y profesional en el lugar de trabajo es fundamental para mantenerlo saludable y prevenir situaciones conflictivas.
“Tanto los psicólogos como los profesionales de recursos humanos están de acuerdo en que el romance entre colegas es inevitable y que debe manejarse de manera inteligente en lugar de prohibirse o hacerlo un tabú. Administrarlo en lugar de fingir que no existe, es el mejor enfoque”, remarcó Fernández.
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