Lo que está en discusión en cuanto al programa de reactivación son los fondos, las medidas y el escenario postpandemia, por lo tanto consultamos al economista y exministro de Hacienda César Barreto −y actual CEO del Banco Familiar− sus opiniones sobre lo que el programa de reactivación debería incluir, cómo sería más viable financiarlo y de qué manera el Estado volverá a arreglar sus cuentas cuando se logre vencer al COVID-19.
"A pesar de que se haya flexibilizado la reapertura de algunos sectores, corremos el riesgo de tener baja actividad y alto desempleo. Las vigentes suspensiones de contrato podrían convertirse en despidos definitivos si las empresas no recuperan sus niveles anteriores de facturación", indicó Barreto. Para el exministro, es una lástima que la reducción de la tasa de política monetaria y las ofertas de créditos tenga poco impacto, porque los empresarios y emprendedores no están pensando en invertir o realizar proyectos nuevos, “por lo que se debe apostar a reactivar la economía a través de la política fiscal”.
Barreto coincide con el plan del Gobierno, apostar a la inversión en obras de infraestructura en el área urbana es lo ideal, porque en esta zona se encuentran las empresas de comercios y servicios que fueron las más afectadas por la pandemia. A su criterio, la creación de más hospitales, colegios, desagües cloacales, infraestructura vial y otras obras más son las que se deberían contemplar en el plan, al menos por un periodo de 12 a 18 meses.
"Invertir en obras ayudará a que la gente recupere sus ingresos de una forma más directa y eso impactará progresivamente en los comercios, servicios y en el empleo. En un promedio de dos años más o menos se volverá a hablar de crecimiento porque nuestra capacidad de reacción es lenta a consecuencia de la alta informalidad", subrayó Barreto.
Teniendo en cuenta de que la recuperación del empleo no se dará de la noche a la mañana, la contención de aquellas personas que quedaron sin trabajo es una problemática que debe ser abordada por el Gobierno, en este punto, el exministro recomendó que los subsidios habilitados sean ampliados por unos meses más, pero hay que previsualizar al mismo tiempo la reforma del sistema de protección social, incluyendo la creación de un seguro de desempleo y un proceso de formalización laboral.
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Sobre las exoneraciones y refinanciaciones de pagos de servicios habitadas por la Ley de Emergencia y algunas medidas de flexibilización del pago de préstamos tomadas por entidades financieras, el exministro señaló que estás medidas tendrán que extenderse por unos meses más “porque es imposible que la gente desempleada cumpla con sus obligaciones. No obstante, en el caso del sistema financiero probablemente se establezca un mecanismo de financiaciones adicionales que permitan a los clientes pagar sus deudas cuando vuelvan a conseguir trabajo”, añadió.
Créditos no son el camino para reactivar el empleo
"Una empresa no se puede endeudar para sostener su esquema de costos si es que no está produciendo. No es viable para una empresa ni para una microempresa porque van a quebrar", manifestó Barreto, para quien es posible que una política basada en el crédito para sostener el empleo termine empeorando la situación, sí ayudará a que los emprendedores sostengan su vida mientras tienen sus actividades golpeadas pero no cruzará de ese ámbito.
Austeridad, endeudamiento, ajustes fiscales e Itaipú
En torno a los recursos que necesita Paraguay para llevar a cabo su plan de reactivación económica, Barreto consideró que el primer paso es la austeridad en algunos gastos para comprar los equipamientos e insumos necesarios para la salud y financiar parte de las inversiones. "Esto no será suficiente, estamos en crisis y las decisiones deben tomarse rápido. Hay que ahorrar en los momentos buenos para que en los malos se tenga la opción de tomar deuda, soy coherente con esta lógica desde hace 15 años", agregó.
Recordó que el pensamiento común era utilizar el endeudamiento cuando aparecieran factores externos dañinos para nuestra economía −inundaciones por ejemplo−, lo que dejó con margen para tomar deuda al contrario de países vecinos como Brasil que no tiene cómo financiar su proyecto de reactivación.
"Invertimos menos en muchos sectores para que al momento de estar perjudicados por una situación como esta acudamos al endeudamiento. Nuestro déficit fiscal estará en el 7,5% en relación al PIB este año y la deuda será el 31% del PIB a fines de 2021, pero si no pedimos más deuda tendremos una cantidad inmensa de desempleados, nivel de actividad bajísima y tal vez una crisis social", advirtió.
En el escenario posterior al COVID-19, adelantó que se tendrá que hacer reformas fiscales y lograr una buena negociación con Brasil sobre Itaipú para analizar cómo amortizar la deuda pública.
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