La desvalorización del peso fuerte, la moneda de curso legal en el país hasta entonces, motivó la necesidad de crear una nueva denominación monetaria en Paraguay, una que se identificara con sus raíces. El nombre elegido, guaraní, no pudo ser más acertado, pues identifica a los paraguayos con sus antepasados originarios y contiene el espíritu del ser nacional.
El Decreto Ley No. 655 del 5 de octubre de 1943 dio origen al guaraní, que hoy es la segunda moneda más antigua de América detrás del dólar, y al igual que este nunca hubo que sacarle ceros. Dólar´i o dólar sudamericano son, precisamente algunos de los apodos con los que se conoce a nuestra divisa y que resaltan su fortaleza.
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Los primeros billetes recién se pusieron en circulación en 1944, y fueron impresos por la firma londinense Thomas De la Rue & Company. Hasta ese momento se siguieron usando los pesos fuertes, pero resellados y con dos ceros menos para ser guaraníes. Los de 1.000 pesos fuertes pasaron a valer G. 10; los de 500, G. 5; los de 100, G. 1; y los de 50 pesos fuertes pasaron a valer 50 céntimos.
Hitos
Los primeros guaraníes eran de distinto tamaño, para que la gente entendiera que con los más grandes se podía comprar más cosas. Además, el anverso y el reverso eran de distintos colores. En 1963 apareció la nueva familia de billetes, esta vez con un tamaño único y se agregaron los de G. 5.000 y de G. 10.000.
Las monedas metálicas de 50 céntimos estuvieron en circulación hasta comienzos de la década de 1960, cuando dejaron de usarse debido a su desvalorización. La última partida fue acuñada en 1953. Conocidas coloquialmente como níquel, eran de color bronce y festoneadas.
Paraguay careció de moneda metálica hasta 1976, cuando fueron acuñadas las de G. 1, 5, 10 y 50, en sustitución de los billetes de papel de igual denominación, que se deterioraban mucho más rápido a causa de que su velocidad de circulación aumentaba a medida que iban perdiendo valor por efectos de la inflación.
En 1993, 30 años después de la incorporación del billete de G. 10.000 como el de mayor denominación, apareció el de G. 50.000, y en 1995 el de G. 100.000. El primer billete de polímero fue el de G. 2.000 que se puso en circulación en el 2009.
¿Cuál es el futuro del guaraní? Hay un plan para rediseñar el guaraní con nuevos colores y tamaños, volviendo un poco al espíritu de 1943. El tiempo dirá si esto se llega a concretar, pero con cambios de imagen o sin él nuestra divisa tiene un lugar ganado en el corazón de la gente, lo que no ocurre con ninguna otra en la región.
Hubo un proyecto de sacarle tres ceros a nuestra denominación monetaria a partir del 2011, e incluso las monedas de G. 1.000 ya estaban preparadas para el cambio e iban a ser las de G. 1; por eso estaban acuñadas como 1 MIL y sólo habría que eliminar la parte que estaba en letras.
El proyecto del nuevo guaraní, que parecía bien encaminado, no prosperó, tal vez porque pesó más el orgullo de poder decir que es la moneda más antigua de Sudamérica, lo que tiene que ver con su valor simbólico como parte de la identidad paraguaya y como bandera, de cara al mundo, de una economía fuerte y estable en una región inestable.
Curiosidades
En 1978 estuvo a punto de emitirse un billete con la efigie de Alfredo Stroessner en dinero de G. 50.000, se conocen dos ejemplares de specimen -billete de muestra- que se encuentran en el Museo del BCP. Según Víctor Fernández, curador del museo del BCP, el presidente no estuvo de acuerdo, pues –decía- que solo los monarcas podían aparecer en billetes estando en vida, por lo que él, al ser elegido por voto popular no debería tener su imagen en una moneda en circulación.
Hablando de Stroessner, Jorge Alvez, presidente de la Asociación de Coleccionistas Numismáticos del Paraguay (Aconupa), asegura que intervino en el cambio de colores del billete de G. 5 de 1963 que era azul, pero al dictador no le gustó, tal vez porque se identificaba con el partido Liberal, y ordenó cambiarlo por el gris oscuro.
Fernández da otra versión. El cambio cromático se habría debido a una decisión de la compañía impresora, presumiblemente por no contar con el pigmento azul al momento de la impresión o por alguna razón vinculada al costo.
Los billetes de G. 1 y de G. 100 eran del mismo color, verde, lo que los hacía propensos a ser confundidos o a maniobras ilícitas. Alvez relata que había quienes cortaban ambos billetes por la mitad y pegaban las mitades de unos con las del otro, y al pasarlos doblados no se percibía el cambio.
El billete de G. 5 tenía la imagen de la mujer paraguaya, pero hay una discusión sobre quién fue la modelo. Al parecer no hubo una sino dos. El cuerpo sería de Judith Galiano de Carrizosa y el rostro de Petrona Adorno, más conocida como la actriz Dora del Cerro.
Hay otra historia rondando. La mujer paraguaya pasó a ilustrar el billete de G. 20.000, pero con un cambio: el cántaro se elevó de modo tal que cubrió el rosario de la dama. De acuerdo con lo contado por Alvez fue por pedido del entonces presidente Nicanor Duarte Frutos, de confesión evangélica, quien no quería un símbolo católico en el papel moneda.
El billete de G. 2.000, considerado uno de los más bellos del mundo, contiene un error iconográfico ya reconocido. Supuestamente son las hermanas Speratti, pero sólo la imagen de Adela, la de la izquierda, es la correcta. Los historiadores coinciden en que la mujer que aparece en vez de Celsa en realidad es Concepción Silva de Airaldi, quien también fue una reconocida maestra de la misma época que las citadas hermanas.
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