El especialista en comercio internacional dejó claro que el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que este acuerdo se trata de la fase uno de la negociación con China, y que aspectos conflictivos como el subsidio a determinadas industrias chinas o la quita de los aranceles por valor de US$ 360.000 millones, para bienes importados, son algunos de los temas por abordar en la segunda fase de las negociaciones, probablemente luego de las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
“Este acuerdo interrumpe las tensiones comerciales que dominaron el comercio internacional en los últimos dos años, ya que las confrontaciones generadas por la elevación de aranceles por la importación o exportación de productos, se frenarán y esto sin duda tendrá un impacto positivo en la estabilidad de la economía mundial”, aseguró.
En el caso de ambos países, todo apunta que estos apuntalarán sus economías destrabando las confrontaciones, ya que Estados Unidos acordó que, en un periodo de dos años, China debe adquirir productos agrícolas, industriales y financieros, por valor de US$ 200.000 millones adicionales.
Pero se debe mirar el alcance de este acuerdo en particular, considerando que, en 2017 cuando todavía no estaban en guerra comercial, el mercado de exportación a China rondó los US$ 186 millones anuales. “Entonces para lograr este punto, se debe incrementar considerablemente las ventas a China”, remarcó.
Por el lado de China, al momento que Estados Unidos no aborda el subsidio a las industrias y lo excluye de la lista de países devaluadores de su moneda –para ganar competitividad en sus exportaciones–, su importancia en las exportaciones irá en aumento e incluso podría seguir ganando terreno en el mercado norteamericano, a pesar de los aranceles vigentes (que bajan de 15% a 7,5% en ciertos productos), argumentó.
“En esta negociación se considera que algunos acuerdos no condicen con lo establecido por la Organización Mundial del Comercio (OMC). Tanto es así, que la Unión Europea ya mencionó que lo analizará para determinar si hacen o no una protesta al respecto”, sostuvo.
Se dice que este acuerdo traerá estabilidad a corto plazo, se debe considerar que si miembros de la Unión Europea, Rusia, Brasil u otros países proveedores de productos a China sienten que sus intereses son afectados por el tratado, “se podría generar nuevamente cierta inestabilidad a mediano o largo plazo. Esto en el caso que se eleven protestas a la OMC”, expresó.
¿Podría afectar a Paraguay?
En cuanto a la provisión de granos, Rojas especificó que nuestro país no estaría siendo afectado porque Estados Unidos y Argentina cuentan actualmente con una menor tasa de volumen para exportación. Entonces, los tratos previstos en el segmento no tendrán variaciones.
“En términos generales del precio de la soja, el acuerdo fue preanunciado en diciembre, que es cuando se tuvo un aumento en los valores internacionales. Entonces, quiere decir que el mercado se anticipó a estas negociaciones, y eventualmente no existirán mayores variaciones en 2020”, adelantó.
Con respecto a las negociaciones directas para que empresarios paraguayos puedan exportar a China (granos, carnes y otros productos), aclaró que está elección es independiente a los acuerdos mencionados, y que la situación no repercute en ninguna medida.
No obstante, afirmó que no exportar directamente a China, disminuye el potencial de manejo que se puede tener en una situación como esta. “Por ejemplo, si Estados Unidos tenía un incremento en su producción de soja, y en Argentina sucedía lo mismo, terminaría siendo más beneficioso exportar directamente a China”, subrayó
Por último, determinó que la previsibilidad que brinda este acuerdo al mundo de los commodities, “es algo positivo y puede ser aprovechado por los productores locales en pos de la expansión de los distintos segmentos”, concluyó.
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