A nivel mundial el almacenamiento de energía se ha desarrollado principalmente a través de baterías de iones de litio, almacenamiento hidroeléctrico por bombeo y tecnologías emergentes como las baterías de flujo.
Según Juan Encina, presidente del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos del Paraguay (IEEE) los países líderes en esta área son EE.UU., China, Alemania, Japón y Australia. En América Latina, Chile, Argentina, Brasil y Uruguay han avanzado en la implementación de proyectos de almacenamiento, utilizando tecnologías como baterías de iones de litio y sistemas de bombeo.
Al respecto, Encina también mencionó que Paraguay enfrenta con su energía una situación particular en comparación con otros países, pues aunque cuenta con abundancia de recursos energéticos renovables, la falta de diversificación y almacenamiento limita la capacidad de enfrentar fluctuaciones estacionales como las sequías.
“Para implementar el almacenamiento de energía a gran escala, es fundamental formar a técnicos y especialistas que comprendan el funcionamiento y mantenimiento de estas tecnologías. Esto incluye la cooperación con universidades y el sector privado para desarrollar competencias locales”, aseguró.
Actualmente, el almacenamiento mediante baterías tiene un alto costo de instalación y operación, lo que desalienta la inversión privada. Es crucial evaluar cómo atraer capital privado mediante incentivos fiscales y normativas claras que faciliten la inversión en proyectos piloto de energía solar y eólica, apoyados con almacenamiento.
A su vez, Marcos Pesoa, especialista en soluciones media tensión, solar y electromovilidad de Electropar opinó que la tecnología de baterías de litio destaca por su mayor vida útil y eficiencia comparada con otras opciones. Estas baterías tienen una alta capacidad de ciclos de carga y descarga, lo que las hace adecuadas para el almacenamiento de energía a gran escala.
“Sin embargo, su adopción implica una inversión inicial significativa. A pesar de los costos, el litio se ha convertido en un commodity importante a nivel global, utilizado tanto en vehículos eléctricos como en sistemas de almacenamiento de energía”, expresó
Pesoa recalcó la ventaja que podría implicar esto al país, y dijo que la ANDE ofrece diferentes tarifas de acuerdo con la demanda energética en horarios de punta y fuera de punta. “Las baterías permitirían a la entidad cargar sus sistemas durante los horarios de menor demanda, cuando la energía es más barata, y utilizar la energía almacenada cuando los precios son más altos. Esto ayudará a reducir el monto de las facturas y a gestionar de manera más eficiente la demanda energética”, añadió.
Por otro lado, Encina indicó que las baterías, especialmente las de iones de litio, tienen una vida útil limitada y generan desafíos de disposición al final de su ciclo. Es necesario diseñar políticas de reciclaje y manejo de residuos para mitigar los efectos ambientales de esta tecnología.
El reciente plan energético presentado por el Gobierno proyecta un mayor uso de la energía eléctrica para reducir la dependencia de hidrocarburos y biomasa no sostenible. Sin embargo, la meta de reemplazar el uso de la leña o el agua y mejorar la eficiencia energética depende de la correcta implementación de proyectos de almacenamiento que puedan complementar las fuentes hidroeléctricas, especialmente en períodos de sequía.
La ANDE ha establecido un plan maestro de generación con una visión al 2040, que incluye la expansión de la capacidad de generación en diferentes regiones del país. Este plan contempla la integración de energías renovables como la solar, para lo cual el almacenamiento juega un papel crucial como respaldo de estas fuentes intermitentes.
Encina refirió que la zona del Chaco paraguayo ofrece un potencial significativo para proyectos de energía solar debido a su alta radiación. Esta zona podría ser el primer lugar para implementar bancos de baterías que aseguren el suministro energético continuo, especialmente para comunidades aisladas y proyectos agrícolas.
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