Desde Jerusalén, el embajador paraguayo, Alejandro Rubin, lidera este proceso con la visión de posicionar a Paraguay como un socio estratégico y confiable para Israel en América Latina. Los números respaldan el optimismo. Durante 2024, Paraguay exportó a Israel un total de US$ 165.718.347, mientras que importó US$ 46.711.065, según datos oficiales.
“El crecimiento fue notable. En 2023 se exportaron entre US$ 70 y US$ 80 millones. Mientras que el 2024 lo cerramos con una cifra récord, prácticamente el doble. Eso habla de una mejora real, con mucho margen todavía por crecer”, expresó Rubin.
La carne bovina deshuesada y congelada fue, una vez más, el producto estrella, con envíos que alcanzaron los US$ 126.873.387, representando más del 75% del total exportado al país de Medio Oriente. En el caso de las importaciones, Paraguay adquirió principalmente cloruro de potasio (K₂O ≤ 60%), un fertilizante clave para la agroindustria, por un valor de US$ 41.063.729.
Para el embajador, este crecimiento no es casual. Apuesta a una estrategia paciente, meticulosa y con visión de largo plazo. “Israel mira a mercados grandes como Estados Unidos, Europa, India o China. Paraguay no estaba en su radar, pero estamos haciendo un trabajo de hormiga, de ir mostrando al país con precisión”, afirmó.
Asimismo, agregó una metáfora que resume su enfoque: “Uno puede salir a cazar con red o con telescopio. Acá estamos con el telescopio, haciendo que se conozca Paraguay, sus productos y su potencial. Los compradores de carne que ya nos conocen están muy contentos, y eso abre puertas para más”.
Rubin destacó que el consumidor israelí es sofisticado, exigente y con alto poder adquisitivo. “Acá hay 10 millones de habitantes, pero consumen como clase media-alta; siempre buscan productos de alta calidad. Eso juega a favor de Paraguay”.
Sin embargo, también reconoció los desafíos logísticos. “La distancia y el transporte son una dificultad, pero con el tiempo y una estrategia clara, iremos ganando espacio. Hay mucho interés”.
Aunque la carne lidera las exportaciones, el embajador trabaja activamente en diversificar la oferta paraguaya. Mencionó como ejemplo al jabón de coco, un producto que despierta curiosidad por su perfil natural y saludable. “Acá no tienen ni idea de lo que es, pero por cómo es la sociedad israelí, que valora lo orgánico y natural, hay nichos muy interesantes por explorar”, contó.
Rubin también ve una gran oportunidad en el desarrollo inmobiliario y real estate, sobre todo para inversionistas israelíes que buscan proyectos fuera de su país. “Israel es carísimo. Muchos están buscando países más económicos donde invertir, pero con potencial de retorno. Ahí entra Paraguay: tierra fértil, crecimiento económico, reglas claras. Solo falta que lo conozcan más y se animen. Ya hay un cambio: antes no consideraban Paraguay, ahora lo miran con atención”, señaló.
En el plano gubernamental, Paraguay e Israel avanzan en proyectos de cooperación bilateral, especialmente en gestión del agua, un campo donde Israel es líder mundial. “Estamos trabajando en acuerdos específicos, con paraguayos que viajarán a Israel con becas para capacitarse. También hay tecnología para aplicar directamente en nuestro país. Israel puede ayudarnos a ser mucho más eficientes con cada metro cuadrado de tierra. Paraguay es, y será, uno de los alimentadores del mundo, pero para eso, cada hectárea tiene que producir más, y eso solo se logra con tecnología. Justo donde Israel tiene mucho para aportar”, explicó.
En paralelo, hay conversaciones sobre introducir tecnología israelí en agroindustria y producción eficiente, además de fomentar la inversión en startups y sectores de innovación, lo que puede abrir nuevas rutas de cooperación económica y científica.
Uno de los hitos esperados para este año es la visita oficial del ministro de Relaciones Exteriores de Israel a Paraguay, acompañado de un grupo de empresarios interesados en explorar oportunidades. “Antes era impensable que vinieran empresarios israelíes a Paraguay. Hoy, no solo están interesados, sino que ya hay un viaje previsto. Eso no ocurre de un día para otro. Es el resultado del trabajo sostenido que estamos haciendo desde la embajada”, remarcó Rubin.
La presencia activa de la embajada en suelo isrealí y su apertura han sido importantes para reposicionar al país en el mapa comercial del Medio Oriente. “Yo propongo hablar de Paraguay y se me abren las puertas. Antes no era así. Hoy Paraguay empieza a sonar, y eso es un gran avance. No es solo cariño: ahora también empieza el interés por hacer negocios. Nada de esto es automático. Mostrar Paraguay lleva tiempo. Hay que darlo a conocer, generar confianza, tender puentes. Estoy convencido de que este vínculo con Israel puede ser uno de los más productivos para nuestro país, tanto en comercio como en tecnología, innovación y cooperación”, concluyó el embajador.
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