De acuerdo a la ingeniera agrónoma, para desarrollar el sector se debe invertir en cultivos ordenados de coco, y no simplemente depender de la producción de las plantas esparcidas en ciertas zonas. Tener un sistema de producción organizado, con controles frecuentes de suelos y plagas, con plantas cultivadas en un mismo espacio físico, ayudarán a posicionarnos en el mercado internacional, tanto por la venta de materias en estado natural o productos industrializados.
Haupenthal reconoció que las zonas más relevantes para la producción de coco son el departamento de Paraguarí, que tiene plantaciones naturales de coco, y algunas localidades de Itapúa y el Chaco, donde se encuentran cultivos naturales y cultivos nuevos, sembrados bajo un sistema organizado.
Igualmente, recordó que anteriormente Paraguay se destacaba por su gran cantidad de producción de coco, especialmente en el departamento Central, pero con el avance de la urbanización esto se redujo drásticamente.
“Al no tener una inversión en el proceso de siembra, se ve afectada la producción de materia prima y las plantas industriales no pueden trabajar a su capacidad plena. De igual forma, al no tener un control frecuente de los procesos, se reduce la calidad de la materia prima que se industrializa”, afirmó.
Si mejoran los procesos, según Haupenthal, se lograrían excelentes rendimientos y calidad en las cosechas, y esto ayudaría a producir a más escala e ingresar a los mercados internacionales más exigentes.
“La única solución para contar con materia prima suficiente para industrializar es invertir en cultivos ordenados. De esta manera, nos aseguramos también la excelente calidad”, sostuvo.
Otro factor que incide en la falta de inversión es el tiempo. Desde su cultivo hasta su primera cosecha, pasan entre cinco a seis años, señaló la investigadora. Pero aclaró que, pasado este periodo, la planta permanece por largos periodos y solo requiere de un control efectivo de suelo y de plagas para su mantenimiento, agregó.
“Se invierte un promedio de US$ 1.000, por sembrar unas 400 a 500 plantas por hectárea. Una vez que se encuentre listo, se tiene un rendimiento promedio de 20 toneladas anuales. El costo del mantenimiento ronda los US$ 300 anuales”, manifestó.
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Productos
Del mbokaja se extraen las propiedades para crear el aceite (de pulpa o almendra), el expeller (de pulpa o almendra) y las cascarillas. Estos sirven para alimentos balanceados, abonos orgánicos, combustibles para fábricas, productos sanitarios o cosméticos.
“Nada se desperdicia en el coco, cada uno de los elementos son útiles. Por ello, es un rubro que debe ser aprovechado”, aseguró.
Existen unas 10 industrias que fabrican productos a base de coco, pero ninguna de ellas está operando a su capacidad plena por falta de materia prima, aseveró.
Acciones
Para extender su mercado, se debe fomentar la capacitación y los créditos enfocados al sector, ya sea de entidades bancarias o instituciones públicas.
Por último, la ingeniera mencionó que está vigente la Ley N°4309 que fomenta la forestación y reforestación de esta planta. “Esto debe ir acompañado con acciones específicas para expandir la producción y los mercados”, concluyó.
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