"Este es el cuarto programa de emisión de bonos subordinados, los cuales acompañan el crecimiento continuo del banco, donde pasamos de un portafolio de préstamos de US$ 800 millones en el 2017 a una estimación para fin de año de US$ 1.600 millones", manifestó Olivera, quien además afirmó que registrarse en la bolsa y ser emisor significa pasar por un complejo proceso de aprobación de la calidad de información, tanto institucional como financiera.
Sobre la reciente operación, Olivera destacó que el bono haya alcanzado los US$ 10 millones a 10 años, a una tasa de 4,50%. Aparte, el plan de pagos se sostiene en una modalidad trimestral de intereses y amortización al vencimiento.
Según Olivera, las empresas emisoras deben proveer toda la información requerida para que los inversores tomen una decisión informada, en base a los principales ratios financieros de negocios. “Todos los años, en la planificación se tiene en cuenta la posibilidad de emitir bonos. En este caso, el destino de los fondos consiste en canalizarlos para préstamos a clientes a largo plazo", detalló.
Con el crecimiento de la cartera de crédito se beneficiarán los proyectos corporativos de las pymes, de acuerdo a Olivera, y también los proyectos de inversión. Por otra parte, el directivo opinó que, con los bonos financieros, además de dar fondeo, se incrementa el Tier 2 del Capital, lo que le permite a la compañía seguir creciendo en la estrategia de colocación de préstamos a clientes.
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