Enrique Bernardou, ilustrador y diseñador paraguayo, actualmente trabajando en un proyecto argentino y con experiencia en proyectos para plataformas como Netflix, explicó que es bastante temprano todavía para sacar conclusiones muy fuertes sobre la industria. Asimismo, destacó que, a pesar del reducido número de empresas activas (unas cuatro o cinco) hay una organización gremial sólida, la International Game Developers Association (IGDA) Paraguay.
“La IGDA brinda apoyo con becas y herramientas para quienes buscan crecer en este rubro. Yo mismo fui beneficiado con una beca para participar en la Gamescom de Brasil gracias a esa organización”, relató Bernardou.
En cuanto a la producción local, mencionó que los llamados juegos indie aún son escasos. Waraní Studios es uno de los pocos estudios que busca abrirse camino con conceptos y narrativas propias. “Ahora también trabajan con marcas, como el caso del Rally y ueno Skyrift, mostrando una versatilidad que puede ser una puerta de entrada para lograr mayor visibilidad”, agregó.
A nivel internacional, Paraguay aún no conseguió posicionarse con un título reconocido. “No tenemos todavía un '7 Cajas' en la industria de los videojuegos”, lamentó Bernardou, en referencia al icónico filme paraguayo que marcó un hito en el cine local. Sin embargo, se muestra optimista al señalar que cada día hay más gente interesada en intentar meterse al mundo de los videojuegos, especialmente desde el ámbito artístico.
Uno de los principales cuellos de botella está en la formación. Bernardou apunta que si bien existe cierta oferta en programación, esta está más orientada a la reparación que a la creación de videojuegos. “Lo que más falta es entrenamiento artístico: ilustración, animación, modelado 3D, concept art, todas disciplinas clave para el desarrollo visual de un videojuego, y que prácticamente no existen en el sistema educativo paraguayo”, advirtió.
Esta debilidad formativa también afecta a industrias complementarias como el cine y los cómics, con los cuales los videojuegos suelen retroalimentarse. Para Bernardou, tanto el Estado como la inversión privada deberían jugar un papel más activo si se pretende que esta industria crezca y se sostenga en el tiempo.
“Somos uno de los pocos países que no están despegando aún en ese segmento”, concluyó, aunque sin cerrar la puerta a la esperanza. "El talento existe, el desafío ahora es construir las condiciones para que florezca", finalizó.
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