“Nos dimos cuenta de que había una gran producción de arte contemporáneo en el país, pero que no estaba circulando. La gente no conocía a sus artistas, tampoco se adquirían muchas y había limitados espacios de exposición y venta de estas obras”, recordó Nuovo.
La primera edición de Oxígeno tuvo lugar en 2018 en la Fundación Texo, en un formato pequeño pero lleno de propósito. Apenas veinte artistas formaron parte de esa experiencia inicial, donde lo esencial era crear un punto de encuentro entre creadores, coleccionistas y público. “No sabíamos hasta dónde podía llegar, pero teníamos clara la idea de ofrecer un pantallazo de lo que se estaba produciendo, sin jerarquías, sin etiquetas, con artistas emergentes y consagrados compartiendo el mismo espacio”, confesó Silvana.
Con el paso de los años, esa visión se amplió. Oxígeno dejó de ser solo una feria y se transformó en una plataforma de diálogo, visibilidad y aprendizaje. La cofundadora destacó que una de las mayores sorpresas fue el crecimiento sostenido de la producción artística en Paraguay: “Pensábamos que llegaría un momento en que no habría más propuestas nuevas, porque Asunción es pequeño, el país es pequeño, pero cada año nos sorprende la cantidad y calidad de obras y artistas que aparecen”, dijo.
Hoy, la feria reúne a más de 60 artistas seleccionados de un número de postulaciones que se duplica cada año. Esa diversidad impulsó la creación de programas específicos que responden a distintas etapas de desarrollo de los artistas, desde quienes están dando sus primeros pasos hasta figuras ya consolidadas.
La edición del año pasado, realizada en el Puerto de Asunción, marcó un antes y un después. “El público fue realmente muy grande. Cada vez más gente se acerca, se interesa, pregunta, se involucra. Eso nos llena de alegría porque siempre quisimos que Oxígeno sea un espacio abierto”, indicó.
Esa apertura se refleja también en la decisión de mantener la entrada gratuita, un esfuerzo considerable para los organizadores, que implica una gran inversión en infraestructura y logística. Sin embargo, Nuovo insiste en que esa accesibilidad es parte del ADN de la feria, “queremos que el arte esté al alcance de todos. Que la gente se acerque, que viva la experiencia, que pierda el miedo a lo contemporáneo”, enfatizó.
La edición de este año contó con más de 300 artistas nacionales e internacionales durante el proceso de postulación. La selección estuvo a cargo de un comité conformado por Bettina Brizuela, artista paraguaya y gestora cultural; Rodrigo Alonso, argentino, licenciado en Artes, especializado en Arte Contemporáneo y Nuevos Medios; y la artista plástica inglesa Ysanne Gayet, gestora cultural, cofundadora del Museo del Barro y fundadora del Centro Cultural del Lago en Areguá.
El crecimiento de Oxígeno es también reflejo de una escena artística en plena efervescencia. Para Nuovo, la producción local vive un momento de madurez, aunque aún con desafíos por delante: “Cada vez hay más interés, más producción, más compromiso. Lo que necesitamos ahora es que se sumen todos los sectores: el público, el privado, las instituciones. Que entendamos que el arte y la cultura no son un lujo, sino un pilar del desarrollo social”, aseguró.
“Si queremos un país equilibrado, justo, con oportunidades reales, necesitamos educación, cultura y arte. Son las herramientas que forman pensamiento crítico, empatía y comunidad. Por eso creemos que el crecimiento de Oxígeno no solo beneficia a los artistas, sino a toda la sociedad”, añadió.
Tu opinión enriquece este artículo: