“Todo lo hicimos con mucho cariño, inspirado en el amor”, compartió Ruth Paredes, quien junto a su esposo, Eno Schöller, materializó este sueño. Cada rincón del lugar, desde los salones hasta el jardín, fue pensado para transmitir esa calidez: una experiencia que va más allá de lo visual y que se saborea en cada taza.
El menú es un homenaje a la cultura del café, con una fuerte impronta alemana y el toque casero de la cocina paraguaya. “Ofrecemos cafés especiales, frappuccinos, milkshakes, jugos naturales y helados. Cada bebida busca un sabor auténtico, con ese gusto de casa que tanto nos representa”, agregó.
Entre los más pedidos brilla el Mocha Traum, un café caliente de sabor envolvente, junto a especialidades como el Wiener Kaffee, un clásico vienés con crema, o el House Cappuccino, todos con nombres en alemán que reflejan el espíritu de la colonia. Pero el encanto de la carta no termina ahí: la propuesta gastronómica incluye la tradicional chipa de la Oma, una receta regional heredada de las abuelas europeas, más suave, casera y entrañable que la tradicional chipa paraguaya.
“Queríamos unir las raíces. Por eso usamos el alemán en el nombre y en el menú, para honrar a la comunidad de descendientes alemanes que nos rodea”, explicó Ruth.
La Cabañita es también un refugio cultural. Cuenta con espacios para lectura, cuadros de grandes músicos y un ambiente cálido decorado con toques vintage, ideal para eventos íntimos como cumpleaños, baby showers o tardes de té. “Incluso tenemos una zona pet-friendly y un jardín donde podés ver los atardeceres más hermosos”, destacó la propietaria.
El alma artesanal se refleja también en su oferta de productos únicos: chocolates en forma de capibara, bombones rellenos de pistacho, guayaba o Nutella, y el licor artesanal de pétalos de rosa, inspirado en Madame Lynch. “Este licor se elabora en la colonia y tiene una receta histórica. Queremos rescatar lo nuestro y ofrecerlo con orgullo”, mencionó.
Además, colaboran con pequeños productores locales, ofreciendo productos tan auténticos como deliciosos. “El chef es mi marido, y cada preparación lleva el sello de casa. Nada es industrial, todo es hecho con esmero”, apuntó Ruth.
Aunque La Cabañita ya es un éxito en las Colonias Unidas, sus fundadores miran hacia adelante con entusiasmo. “Ya logramos mucho de lo que soñamos, pero tenemos muchos planes aún por concretar. Este lugar nos emociona, y queremos que siga creciendo”, concluyó.
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