El diseñador observa que, tras la pandemia, el interés por los espacios interiores se disparó de forma notable. “La gente empezó a valorar mucho más su casa. Como pasábamos tanto tiempo adentro, invertir en un ambiente acogedor y funcional se volvió una prioridad”, explicó. Esta tendencia se refleja en la demanda creciente de servicios de diseño y remodelación.
Para Edgar, este cambio de mentalidad vino acompañado de decisiones muy conscientes. “Hoy tenemos clientes que no tienen vehículo, pero sí una cocina hermosa. Eso habla de un cambio de prioridades; prefieren invertir en el lugar donde viven, en su bienestar diario”, afirmó.
El interiorismo, antes considerado un lujo para pocos, ahora se posiciona como una necesidad emocional y funcional. “Ya no se trata solo de estética, sino de calidad de vida. Un buen diseño puede mejorar el ánimo, la productividad y hasta la convivencia en casa”, remarcó.
Con una visión optimista, Rojas se muestra convencido de que esta tendencia llegó para quedarse. “Me atrevo a decir que el rubro va a seguir creciendo por lo menos los próximos diez años. Hay una conciencia nueva sobre lo importante que es habitar un espacio pensado y diseñado con intención”, sostuvo.
Además, comentó que el perfil del cliente actual es muy variado: jóvenes que arman su primer departamento, familias que buscan renovar espacios tradicionales o incluso empresas que quieren oficinas más humanas. “Todos están buscando lo mismo: sentirse bien en el lugar donde pasan gran parte de su tiempo”, apuntó.
En este contexto, los diseñadores de interiores enfrentan el desafío de combinar funcionalidad, estética y presupuesto. “No se trata de gastar mucho, sino de saber cómo aprovechar cada metro cuadrado. Un buen diseño no tiene por qué ser costoso”, dijo Edgar, quien asegura que con creatividad se logran resultados sorprendentes.
Finalmente, Rojas destaca el valor emocional de su trabajo: “Ver la cara de un cliente cuando entra por primera vez a su casa terminada no tiene precio. Diseñar interiores es, en el fondo, diseñar felicidad cotidiana”.
Tu opinión enriquece este artículo: