Una evaluación realizada por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), perteneciente a la OMS, coloca al talco en el grupo 2A, el segundo nivel más alto de certeza de que una sustancia puede causar cáncer.
El resultado de la evaluación se publicó en un artículo resumido en The Lancet Oncology y se describirá en detalle en el Volumen 136 de las Monografías de la IARC, que se publicará en 2025.
Un grupo de 29 expertos internacionales revisó la literatura científica disponible y concluyó que el talco exhibe características carcinógenas, específicamente sobre la base de una combinación de evidencia limitada para el cáncer en humanos (para el cáncer de ovario), evidencia suficiente para el cáncer en animales de experimentación y fuerte evidencia mecanicista de que el talco exhibe características clave de carcinógenos en células primarias humanas y sistemas experimentales.
Sin embargo, señalaron que una exposición puntual al talco no garantiza el desarrollo de cáncer. El riesgo depende de la dosis y el tiempo de exposición, así como de otros factores no relacionados directamente con la sustancia.
El oncólogo José Luis Ramírez Mereles comentó que desde hace un tiempo permanecía esa teoría y el talco estaba en la mira, sin embargo invitó a informarse bien acerca de la investigación científica en la cual se basaron.
“Desde el momento en que una entidad como la OMS publica una recomendación de este tipo, es importante tomar precaución y también fijarse en la evidencia, si los estudios fueron controlados, porque muchas veces existe la posibilidad, pero no hay estudios concluyentes, como por ejemplo el uso del celular que se dice que puede dar cáncer de cerebro”, señaló el doctor.
Continuó diciendo que desde hace un tiempo no se recomendaba el talco, ya que “el mismo polvo que la criatura inhala podía dañar el pulmón, estos polvillos pueden acumularse a nivel pulmonar”, indicó el doctor.
La IARC indicó que la exposición humana al talco puede ocurrir en entornos laborales, como durante la extracción y procesamiento del mineral, y en el uso de productos que lo contienen, como cosméticos y polvos corporales. También es posible encontrar talco en alimentos, medicamentos y otros productos de consumo. Un riesgo adicional es la posible contaminación del talco con asbesto, una sustancia altamente cancerígena.
“En cuanto a los trabajadores que están expuestos a este polvo, es importante mencionar que cualquier sustancia volátil que llegue a tener contacto con el pulmón por mucho tiempo puede producir inflamación constante y en el proceso que se van generando células para reparar esto, puede que aparezca una célula cancerígena”, resaltó el oncólogo.
El talco se une ahora al acrilonitrilo en la lista de sustancias revisadas por la IARC. Este último, utilizado en la producción de textiles y plásticos, ha sido clasificado en el grupo 1, el nivel más alto de certeza sobre su capacidad cancerígena, comparable al tabaco y la radiación solar. La exposición al acrilonitrilo es más frecuente en entornos industriales y a través del humo del cigarrillo.
La nueva clasificación del talco y el acrilonitrilo por parte de la IARC subraya la necesidad de revisar las políticas de salud pública y prevención. Los expertos recomiendan evitar el uso de polvos de talco en zonas genitales, para reducir el riesgo potencial de cáncer de ovario. La OMS dijo que continuará monitoreando y actualizando sus evaluaciones sobre sustancias potencialmente cancerígenas para proteger la salud pública y promover el bienestar global.
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