¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Provengo de una familia de clase media, tal vez incluso por debajo de ella. Perdí a mi padre a los 7 años de edad y mi madre, con tres hijos -yo soy el menor-, nos sacó adelante. Ella trabajaba como modista y me formó en la disciplina, en el trabajo desde muy pequeño.
Comencé trabajando de ordenanza a los 12 años. A los 16 años descubrí que tenía talento para las ventas y empecé como vendedor en varias empresas y mi situación económica también comenzó a cambiar. A los 21 años, en 1979 y con un permiso de un juez de menores, abrí la empresa, haciendo lo que sé: vender productos. Para eso necesitaba importar. Comencé a buscar productos importados, los compraba localmente de las importadoras como Trovato, Sallustro. Me vendían y yo revendía en el interior, era como un distribuidor de productos hasta que después de dos años y medio conseguí mi primera representación de importación del Brasil. Ahí comenzó todo, con referencias mías de una fábrica a otra. Y la distribuidora, con cobertura en todo el país fue creciendo en número de vendedores, empleados, flota de camiones y con local propio en San Lorenzo, casualmente donde hoy está Fuente Shopping.
Así, hace poco más de 20 años entré en el mundo del supermercadismo, algo planificado, porque el terreno era de la fábrica de vinos Mariángela, que había adquirido ya con ese objetivo entre 1996 y 1997. En el 2000 comenzó la construcción de ese emprendimiento, inaugurado en 2002, que después se convirtió en un shopping, con patio de comidas. Fue muy exitoso. Luego nos expandimos a más sucursales y hace un año inauguramos Lago Shopping en Ciudad del Este, el supermercado de la cadena y también el shopping, basados ya en la experiencia de Fuente Shopping.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresario?
El primer obstáculo que encontré, y muy difícil de superar, fue la falta de capital. Ese es el principal obstáculo para los emprendedores. Tampoco tenía acceso al crédito bancario, pero sí tenía la confianza de gente que me conocía y que me dio crédito para comenzar. Por eso es importante que el emprendedor haga bien sus tareas, y una de ellas pagar sus compromisos. Eso me fue creando un nombre dentro del mercado, el de ser una persona que paga sus deudas. Y después ya pude acceder a créditos de las financieras, de los bancos y pude hacer frente a las compras del exterior. Luego me dieron crédito en el exterior, algo que conservo hasta ahora, y así tenemos representaciones de más de 30 años, comprando en forma ininterrumpida y honrando ese crédito.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresario?
Nunca hice una evaluación de mi mayor éxito porque lo que hago es disfrutar de mi trabajo; entonces voy avanzando con mucho optimismo. Cada uno de mis emprendimientos fue lo máximo en su momento. Después uno se anima a hacer algo más grande; y así, seguramente, el próximo shopping va a ser mejor que este último porque vamos a cometer menos errores, vamos a ser más rápidos.
Quizás la mayor satisfacción sea haber formado buenos equipos de trabajo, porque uno no puede hacer nada solo y yo he tenido la bendición de rodearme de gente que se puso la camiseta y ha trabajado a mi lado con mucho entusiasmo. Mis empleados son lo mejor que tiene la empresa.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
Que no decaiga. El problema de emprender es que cuando aparecen los problemas o las crisis uno quiere tirar la toalla, pero hay que soportarlos porque los errores y las metidas de pata van a venir. Uno comete errores cuando está empezando porque no tiene experiencia. Y también muy poca gente te alienta, más bien te meten miedo, tiran mala onda, te dicen “eso nunca funcionó”. Uno tiene que estar fortalecido ante esas crisis, soportarlas, porque después vienen la satisfacción y el triunfo.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
No me siento capaz de juzgar a todo el empresariado, pero hay muchos buenos empresarios en Paraguay y muchos con historias parecidas a las mías. Otros heredaron su fortuna, pero no es un mérito menor el que la hayan multiplicado. Hay gente muy astuta, muy inteligente, a quienes yo admiro mucho, aunque se dedique a la misma actividad que la mía. Lo importante es admirar a las personas, no envidiarlas.
El empresario actual ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
Es mejor tener formación. Pero el conocimiento también se contrata, porque uno nunca va a tener toda la formación profesional necesaria. Entonces hay que contratar y rodearse de profesionales que nos ayuden y den luz en ciertos temas para avanzar. Es buena la formación para por lo menos entender un balance, para entender lo que un experto pueda explicarte o sugerirte y tener discernimiento sobre si es bueno o no.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
Debería ser una ayuda. El empresariado crece a pesar del Estado, que cada vez fue creando más reglas, y ahora la cantidad de normas que hay en Paraguay supera a las de muchos países europeos. No tenemos libre comercio, no podemos importar lo que queremos. Hay muchas reglamentaciones, incluso absurdas. Nuestro Estado se convirtió en algo muy grande y lleno de reglas, aprobando leyes importadas de otros países más desarrollados.
¿Un libro que todo CEO o gerente general debería leer al menos una vez en su vida?
Las biografías ayudan mucho, yo soy más de las biografías y de la historia. Eso es lo que leo. Pero depende de lo que uno necesita; hoy podemos informarnos en YouTube, donde hay tanta información que en una semana uno puede tener grandes aprendizajes y también automotivarse. La serie Los Gigantes de la Industria, por ejemplo, sobre grandes empresarios que pasaron por grandes problemas, igual que nosotros, aunque en diferente proporción por el país en el que se desarrollaron.
¿Cómo mantiene a su equipo motivado?
La motivación viene con la disciplina, la comunicación permanente con las cabezas que hay que tener en cada sección, y que esas personas puedan transmitir la motivación al resto.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
Con viajes. El estrés es la reacción que uno tiene con cada problema. Un día descubrí que mi trabajo consiste precisamente en resolver problemas. Entonces uno toma las dificultades y los problemas con otra actitud. Cuando aparecen uno sabe que dentro de sus labores está resolverlos. De esa manera el estrés es llevadero.
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