“Es el momento de sentarnos a hablar con nuestros pares brasileños y renegociar un nuevo acuerdo energético en función a los requerimientos que las economías tienen hoy, que son muy diferentes a las que tuvimos hace 50 años”, manifestó Enrique Duarte, presidente de la Unión industrial Paraguaya (UIP).
Para Cecilia Vuyk, politóloga, investigadora y miembro de la campaña Itaipú Ñane Mba'e, el 2023 abre una ventana de oportunidad para cambiar el manejo de la binacional “que en estos 50 años ha servido a unos pocos; Itaipú es una llave para el desarrollo nacional, y para dar ese salto de calidad que nos conduzca a un futuro de bienestar y prosperidad”.
A su vez, el economista Amilcar Ferreira también consideró que se presenta un escenario favorable para las negociaciones entre Paraguay y Brasil, con Luiz Inácio Lula da Silva en el gobierno, con quien nuestro país ya obtuvo resultados favorables como cuando durante el gobierno de Fernando Lugo triplicamos nuestros ingresos por compensación por cesión de energía.
“Este momento representa una gran oportunidad para Paraguay en momentos en que debe ser renegociado el Anexo C. Se debe acordar con Brasil la posibilidad de que Paraguay venda su energía directamente en el mercado mayorista brasileño a precio de mercado”, dijo Ferreira.
El Anexo C establece las bases financieras y de prestación de los servicios de electricidad de Itaipú; en otras palabras, determina cuál será la tarifa calculando la capacidad de producción dividida por los gastos operacionales, los royalties, las compensaciones y los servicios de la deuda, esta última ya totalmente amortizada.
El otro escenario, en caso de que Brasil no acceda a que Paraguay ingrese a su mercado, es que el país utilice esa energía con una política de atracción de inversiones, de empresas interesadas en utilizar esa energía, pero instalándose en nuestro territorio, explicó el economista.
“Lo ideal es que podamos vender lo que nos corresponde (el 50% de la producción de la usina), pero hay que ver también a quién y cómo y plasmarlo en un marco jurídico aceptado por ambas partes. En la UIP pensamos que nuestra energía tiene que ser para producir desarrollo, y eso significa generar empleo, sobre todo para nuestra población joven. El consumo intensivo es interesante pero nosotros apostamos más al desarrollo industrial no intensivo, pero que genere empleo”, añadió Duarte.
Vuyk opinó que junto con el aumento de los fondos para el desarrollo, el mayor uso local de nuestra energía y su venta a los mercados extranjeros a precio de mercado, es un imperativo estratégico colocar el corazón del problema de Itaipú sobre la mesa, y cambiar el manejo político de la entidad. “Necesitamos una estrategia nacional que ponga a Paraguay en el centro, y apuntale nuestro desarrollo”, destacó.
Eso significa que las decisiones del lado paraguayo las tome de forma soberana el Estado a través de sus organismos responsables, que el presupuesto del lado paraguayo ingrese al Presupuesto General de la Nación, y que el manejo y las finanzas sean transparentes, se rindan cuentas a la ciudadanía y puedan ser auditadas a través de la Contraloría General de la República. “Para ello, es fundamental que toda la ciudadanía se involucre”, remarcó.
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