¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Mi carrera empresarial comenzó muy temprano. Soy hija de don Antonio Grütter, un gran emprendedor que fundó Casa Grütter en 1981. Desde que era una niña me tocaba ir a la empresa familiar los fines de semana. "Tu papá quiere que vayan a la empresa", nos decían en casa, y así los sábados nos despertábamos para ir a trabajar allí.
Durante esa época desempeñé diversos roles, como repositora en el pasillo de galletitas -mi tarea favorita-, fraccionadora, empaquetadora de panificados y empaquetadora en caja. En ese momento lo veía como un juego, pero con el tiempo me di cuenta de que así aprendimos, mis hermanos y yo, el valor del trabajo desde muy temprano.
Luego, cuando estaba a punto de terminar el colegio, comencé a trabajar como cajera minorista y luego pasé a ser cajera mayorista. Después de completar mi primera carrera, me incorporé al área administrativa de la empresa. Pasé por departamentos como marketing, tesorería y comercial, hasta que finalmente llegué al área de finanzas. Me desempeñé como gerente financiero hasta finales del 2021.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresaria?
Considero que uno de mis mayores logros como empresaria fue liderar una empresa de primera necesidad durante la pandemia. En ese momento el rubro de alimentos iba contra la corriente, ya que mientras todos paraban nosotros necesitábamos acelerar el paso. Esto implicó cambiar nuestra forma de trabajo en cuestión de días u horas, debíamos tomar una innumerable cantidad de decisiones en corto tiempo, y ponerlas en acción. Fue un logro colectivo y me enorgullece haber formado parte de ello. La colaboración y la empatía fueron clave dentro del equipo.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
Creo que el mayor punto positivo que tiene el empresario paraguayo es su resiliencia. Es una cualidad muy importante, ya que demuestra la capacidad de adaptarse y realizar cambios frente a cada desafío o derrota. Considero que eso es indispensable para salir adelante.
Por otro lado, uno de los aspectos que podría mencionar como punto a mejorar, y me incluyo en ello, es pensar a corto plazo. A menudo, las preocupaciones inmediatas ocupan tanto espacio que no nos permite ocuparnos del largo plazo. Sin embargo, considero que es muy importante soñar, idear y proyectar el futuro sin limitarnos en términos de tamaño. Si logramos superar esa barrera, podremos llegar muy lejos.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
El consejo que me hubiera gustado recibir cuando estaba comenzando mi carrera empresarial y que daría a otros ahora es: No temas equivocarte, aprendé de tus errores, mejorá y continuá.
Anteriormente -y tal vez incluso hoy, en cierta medida-, no estaba bien visto cometer errores, lo que significa que teníamos pocos incentivos para probar nuevas ideas y ver si funcionaban. Al tratar de jugar siempre de manera segura, en realidad no estamos jugando en absoluto. Muchas veces entro en “Parálisis por Análisis”.
La clave está en reconocer que cometer errores es una parte natural del proceso de aprendizaje y crecimiento empresarial. Es importante tomar decisiones rápidamente, experimentar, aprender de aciertos y errores, luego seguir adelante. No debemos tener miedo a equivocarnos, ya que es a través de los errores que obtenemos lecciones valiosas y oportunidades de mejora.
El empresario actual, ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
Creo firmemente en el poder de la educación para cambiar realidades, por lo cual estoy convencida de que tener acceso a una formación profesional aporta, ayuda y transforma. Y tan convencida estoy que la semana pasada culminé una maestría en Administración de Empresas en la IAE Business School de Argentina, después de 10 meses intensos.
Fue una experiencia profundamente enriquecedora, y ya me encuentro con ganas de poner al servicio del país el caudal de conocimiento incorporado. También sé de muchas personas que, de manera empírica quizás, van haciéndose camino. Eso lo valoro y lo aplaudo.
En la actualidad existen muchas personas que obtienen éxito a través de cursos cortos, adquiriendo conocimiento on demand de lo que va necesitando en su vida profesional o incluso siendo autodidactas en algunas ocasiones. Quizás hoy en día no hay un solo camino para alcanzar buenos resultados en lo profesional.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
Creo que en Paraguay el emprendedor y el empresario siguen adelante a pesar de y no gracias al Estado. En muchos casos el Estado continúa siendo un problema para los emprendedores, y deberíamos trabajar juntos para convertirlo realmente en un aliado. Esto implica desburocratizar y digitalizar trámites, proporcionar herramientas de capacitación reales y de calidad, y facilitar el acceso a créditos, incentivos, entre otros aspectos que hay que mejorar.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
Me enfoco en cultivarme en otras áreas de la vida, como el crecimiento personal. Practico yoga, meditación, le doy espacio a mis hobbies y me recargo compartiendo con mis afectos.
Creo que el descanso es fundamental para la productividad, por lo que mientras más conectada esté con mis pasiones y aquello que me recarga de energía, mejor puedo lograr un equilibrio entre mi vida laboral y personal.
Además, creo que cada crecimiento en el ámbito laboral necesita como base el desarrollo de una versión mejorada de uno mismo. También encuentro energía al estar conectada con causas sociales y tener un propósito mayor.
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