El Global Findex 2025 proporciona una radiografía de la inclusión financiera, los pagos digitales, el ahorro y los hábitos de endeudamiento en diversas economías. En el caso de Paraguay, el informe se elaboró con 1.000 entrevistas presenciales, realizadas entre el 19 de agosto y el 9 de octubre.
En líneas generales, el informe reveló un crecimiento significativo en la adopción de pagos digitales y el acceso a servicios financieros. En Paraguay, el 61% de los adultos cuenta con una cuenta financiera (bancaria o de dinero móvil), mientras que el 55% realizó o recibió un pago digital en 2024. “La proporción de adultos que realizan este tipo de pagos se duplicó con creces en algunas economías, incluyendo Camerún, la República Kirguisa, Paraguay y Vietnam, y mostró una amplia adopción en Kazajistán, Kenia y Mongolia”, dicta el informe.
Beneficios y desafíos
“Este cambio hacia los pagos digitales a comercios beneficia tanto a compradores como a vendedores. Los pagos digitales son más seguros que el efectivo y pueden ayudar a los pequeños comerciantes a acceder al crédito, al generar registros en tiempo real de sus flujos de efectivo, útiles para solicitudes de préstamos destinados a capital de trabajo o creación de empleo”, señala el informe.
No obstante, el Banco Mundial advierte que la digitalización de estos pagos requiere sistemas de pago rápido interoperables e infraestructura a escala nacional para procesar pagos de cualquier proveedor a cualquier otro. Esto es especialmente importante porque el estrés financiero relacionado con los negocios es generalizado, particularmente entre los trabajadores por cuenta propia. Esto cobra relevancia si se considera que, en Paraguay, más de 869.000 personas trabajan por cuenta propia, según datos del INE (primer trimestre 2025).
En economías de ingresos medio-alto como Paraguay, solo el 22% de los adultos accedió a crédito formal y apenas el 20% ahorra en instituciones financieras, lo que evidencia la necesidad de ampliar el acceso a servicios financieros sostenibles. Los modelos de préstamos basados en flujos de efectivo podrían ser una solución, aprovechando los historiales de pagos digitales para evaluar la solvencia.
Los pagos digitales también ofrecen oportunidades para aumentar los ingresos cuando se combinan con un uso activo de internet. Por ejemplo, gracias a los canales digitales habilitados por mecanismos de pago, los pequeños empresarios pueden llegar más fácilmente a los clientes y recibir pagos, lo que les permite hacer crecer sus negocios y ampliar sus oportunidades económicas.
Inclusión digital en ascenso
La digitalización no solo depende del sistema financiero, sino también del acceso a tecnología. En Paraguay, el 94% de los adultos posee un teléfono móvil y el 84% utilizó internet en los últimos tres meses. Además, el país es uno de los pocos donde más del 10% de la población adulta tiene únicamente una cuenta de dinero móvil.
Los pagos a comercios son casi universales: casi todos pagan a empresas por algo. Ya sea por alimentos, artículos para el hogar, productos personales y ropa, o por dispositivos electrónicos, electrodomésticos y muebles, los pagos a comercios pueden ser de bajo valor y frecuentes, o de alto valor y ocasionales. Fomentar que los consumidores realicen estos pagos desde una cuenta, utilizando tarjeta de débito, crédito o teléfono móvil (es decir, digitalmente) en lugar de en efectivo, puede beneficiarlos al hacer que el dinero transferido sea más seguro frente a robos.
Pagar de manera digital también crea un registro del pago, útil en caso de disputas y para la gestión financiera del hogar. Las empresas también se benefician de este registro digital, ya que pueden usarlo para documentar la rentabilidad y los flujos de caja, elementos fundamentales para los modelos de financiación embebida que ayudan a las pequeñas empresas a crecer y generar empleos.
No obstante, las empresas enfrentan varios obstáculos para adoptar pagos digitales, como la baja digitalización de pagos en los ecosistemas donde operan, o los costos potencialmente altos de aceptar pagos digitales, incluidos los costos de infraestructura de pago (dispositivos POS o teléfonos inteligentes con aplicaciones de pago) y las comisiones por pagos. La informalidad empresarial y la desconfianza hacia los proveedores de servicios de pago y los gobiernos también podrían desincentivar a las empresas de adoptar los pagos digitales.
Por estas y otras razones, los ecosistemas de pagos a comercios en muchas economías de ingresos bajos y medios continúan basándose en efectivo. Sin embargo, esto está cambiando lentamente.
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