Esta cifra coincide con las proyecciones elaboradas por la Comisión Económica para América Latina (Cepal), que estimó que el PIB de Paraguay sería de 4% para el 2022. Esto ubicaría al país en el séptimo lugar en crecimiento en América Latina, el mejor posicionado entre los países del Mercosur.
“Ya hacia el 2022 eso converge hacia una tasa potencial de crecimiento en torno al 4,2% de acuerdo a las proyecciones de CPA Ferrere. Las innovaciones y los impulsos que vemos de cara al año que viene están muy relacionados a la recuperación del sector servicios puntualmente”, remarcó.
La economista señaló que se prevé que el sector terciario opere en el 2022 en condiciones de normalidad, teniendo como premisa el hecho de que la pandemia se debería estabilizar, lo que daría lugar a que las actividades puedan empezar a funcionar al 100% de su capacidad.
Por otro lado, manifestó que se visualiza que el sector de la construcción seguirá siendo dinámico apuntando a grandes proyectos de inversión que probablemente empiecen a ejecutarse en el 2022.
En este último caso, ejemplificó a la planta de celulosa Paracel, cuya inyección cambiará el rostro del norte del país.
También, todo lo relacionado a la inversión extranjera directa y la reactivación del consumo, son los motores de crecimiento esperados para el año entrante.
En contrapartida, para Goto existen factores de riesgo latente, que serían los obstáculos a este avance proyectado, que es la crisis sanitaria.
“Con el reciente aumento de casos de COVID-19, la preocupación vuelve a estar entre nosotros respecto a su recrudecimiento, sobre todo teniendo en cuenta las nuevas cepas y el porcentaje bajo de vacunados en Paraguay, si lo comparamos con otros países del mundo”, expresó.
Por lo tanto, este riesgo persistiría, pero no se caería en cuarentena total y paralización de las actividades económicas. Sin embargo, puede incidir en el nivel de consumo esperado para el año que viene. “El consumidor tiene una posición más neutral ante situaciones como esta”, aseveró.
En otro orden se refirió al ritmo climático como una de las limitantes para el desarrollo agrario. “Estamos asistiendo a una sequía bastante severa que arrastramos desde hace varios años y que al menos en diciembre se intensificó”, consideró.
Ante este panorama, reconoció que existe bastante incertidumbre acerca de los resultados de la campaña sojera de este año. Vale recordar que los commodities representan el mayor nivel de ingresos de divisas por exportaciones en el país.
“Va a depender mucho el resultado que tenga ese sector para avizorar la tasa de crecimiento de la economía paraguaya en el 2022. Por el momento hay mucha incertidumbre respecto a ese riesgo”, sostuvo.
Por último, hizo alusión a la situación de la región, uno de los parámetros de la economía paraguaya. Resaltó que las actividades comerciales fronterizas están repuntando, también aquellas asociadas al turismo.
No obstante, el encarecimiento de productos a consecuencia del problema de la importación, genera que el consumidor opte por traer mercaderías de contrabando, en detrimento de la formalización local. “En los próximos meses será más visible el impacto del contrabando en el sector comercial”, concluyó.
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