¿De qué hablamos cuando hablamos de producción responsable?
Siempre cuando hablamos de producción responsable, hablamos de naturaleza porque está estimado que más del 50% de la economía mundial tiene alta dependencia en la naturaleza, para los insumos. No se me ocurre qué producto o servicio no tiene relación con la naturaleza. Entonces cuando decimos, que hay producir de una forma mejor, debemos ser conscientes de que la producción, aparte de tener una dependencia de la naturaleza, también tiene un impacto. Y el impacto y el equilibrio está muy desbalanceado, muy desequilibrado. Apuntamos a que la producción logre utilizar los recursos naturales, pero sin tener un impacto negativo, sino un impacto positivo.
Entonces nos preguntamos cómo podemos hacer agricultura regenerativa o cómo podemos hacer modelos de economía circular de consumo para que el impacto neto de la actividad económica y de la producción sea positivo.
Si aplicamos el concepto producción responsable al sector agropecuario, ¿esto implica más costos para producir?
Todo cambio implica movilizar un sistema. Lo que nosotros queremos fomentar es que no hace falta transformar o desforestar para producir más. Tenemos que recuperar los suelos, administrar mejor el agua e invertir en tecnología, y que eso tenga un retorno en la productividad. Entonces, habría una relación directa de que sí, vas a invertir en hacer modelos productivos de más calidad y mejor nivel, pero vas a tener un retorno en la producción. Si uno corta los árboles, se corta el ciclo del agua, y entonces después vienen las sequías. Es entender que preservar la naturaleza es una decisión económica y no necesariamente tiene que implicar más costo. Hay que dejar de hacer actividades que son dañinas; eso va a tener retorno en agua, en polinización, en calidad de suelos.
Siendo Paraguay un país dependiente de la economía primaria y la exportación de productos, ¿cómo se puede lograr un equilibrio?
Lo que tenemos que entender es que es pan para hoy, hambre para mañana. Si uno elimina los recursos naturales, la naturaleza va a dejar de darnos esos servicios tan importantes como un suelo nutrido, agua, sombra y la polinización que hacen las abejas. El productor puede producir con áreas de preservación, producir más con menos recursos y en la misma cantidad de tierra que tiene hoy.
El mundo está yendo hacia esas tendencias de conservación y si no, las generaciones futuras de productores no van a tener la misma calidad de producción. Entonces, requiere salir de una visión de corto plazo para adoptar una visión de largo plazo.
¿Qué papel tiene la tecnología para alcanzar la producción responsable?
La tecnología es clave. Nosotros hablamos de agricultura regenerativa, o sea, que la agricultura tenga un impacto positivo en el medio ambiente y no negativo. Hay muchas empresas y organizaciones que están trabajando en cómo se puede hacer agricultura intensiva regenerativa. Y en eso hay innovaciones de productos, de fertilizantes y de semillas. Por otra parte, América Latina en comparación con otras regiones como África o Asia, posee un alto nivel de tecnología en la producción. El productor agrícola es un productor capacitado, interesado, informado. Entonces, es buscar más ese tipo de innovaciones y tecnologías que puedan hacer que se reduzcan los impactos ambientales.
En América Latina, ¿hay algunos desafíos particulares para implementar la producción responsable?
Los desafíos son muy parecidos en otros lugares. La diferencia de América Latina es que nosotros tenemos un porcentaje de pequeños productores, pero digamos que estos grandes comoditos se producen con grandes productores. Mientras que Asia y África están compuestas principalmente de pequeños productores. Entonces, acá hay asociaciones, hay grandes grupos económicos que si ellos decidieran moverse en conjunto y compartir los costos de recapacitar a la gente, de traer nuevas tecnologías, sería mucho más fácil y rápido. Entonces, en todo caso nuestro modelo permite hacerlo, pero también ahí es donde está la barrera de la resistencia a superarlos.
¿Cuál sería la barrera para superar esos desafíos?
Lo que siempre escuchamos, no solo acá, sino en otros lugares, es que “los mercados desarrollados ya destruyeron toda su naturaleza y ahora nos vienen a decir a nosotros cómo tenemos que producir. Y el productor tiene que financiar todo esto de su propio bolsillo”. A lo cual nosotros le decimos que es una realidad que sí, que sucede. Y nosotros, como organización, como tercer sector, buscamos ser ese puente para que venga financiamiento internacional, para que exista un apoyo y para que no se le pida todo al productor. La cadena de valor completa tiene que apoyar esto. No va a ser con un precio alto en un producto; el precio del mercado es el precio del mercado, son fuerzas demasiadas grandes para que un productor o una empresa lo cambie, pero sí acompañar en eso, el dar ayuda, el asesorar, el compartir los gastos de implementación de ciertas soluciones, sí tiene que ser de toda la cadena de valor, sea local o sea internacional. Y eso es algo que para nosotros es muy claro.
¿Cómo el gobierno se fue a involucrar en este tema?
El gobierno paraguayo ya firmó el acuerdo global de biodiversidad que fue hecho en Montreal en diciembre del año pasado, donde 196 países, inclusive Paraguay, firmaron y dijeron vamos a fomentar modelos productivos y de consumo que sean más sostenibles. Ahora se está trabajando en cómo implementar eso. Paraguay tiene una buena legislación, hay que mantener eso y apoyar a los sectores productivos para implementarlas, hacer un control, acompañar. Incentivos fiscales, subsidios positivos, préstamos con mejores tasas. Hay muchos mecanismos que el gobierno puede seguir trabajando en esto.
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