Según Sandra Noguera, gerente general de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), a nivel mundial, Paraguay se encuentra en el décimo lugar entre los mayores procesadores de soja (molienda), mientras que como productos ocupa el puesto seis y como exportador se encuentra en el tercer lugar.
Y precisamente como procesador es que Paraguay tiene oportunidades de crecer, puesto que el mercado global de harina de soja está menos concentrado; además, la exportación paraguaya de harina, pellets y aceite de soja logra destinos más diversificados. Por ejemplo, en el 2021 se exportaron 1.880.321 toneladas de harina de soja, de las cuales 667.696 fue a la Unión Europea y 209.970 toneladas a Reino Unido.
Sin embargo, los principales países destinos implementan ciertas trabas a la importación de productos agroindustriales, “porque son conscientes de que una mayor industrialización dentro de sus fronteras, trae mayores beneficios para sus ciudadanos”, agregó Noguera.
Es así que Reino Unido aplica un impuesto de 2% para el aceite de soja y la Unión Europea aplica entre 3,2% y 6,4% al aceite de soja, sin embargo, es 0% cuando se trata de exportación de soja en estado natural. Estados Unidos, por su parte, aplica un arancel de 19,1%.
De modo que, para que la industria nacional logre ser más competitiva, Paraguay debería desarrollar políticas públicas enfocadas en el desarrollo y la integración de todas las cadenas y la adopción de políticas de espejo, de acuerdo con Noguera.
“Como país tendríamos que adoptar medidas que contrarresten esos aranceles en destino, y una medida que podría ayudar es la devolución del 100% del IVA. Ahora somos las únicas industrias que al exportar productos industrializados no recibimos la devolución del IVA, cuando todas las demás industrias la reciben”, señaló.
Por otra parte, Noguera indicó la necesidad de un ajuste normativo de importación de materia prima bajo el régimen de admisión temporaria.
“El régimen actual prevé una exigencia que hace inviable la operación de importación, puesto que solicita mantener separada la soja importada de aquella que se compra localmente. Eso también implica tener transporte y silos separados, y la construcción de nuevos silos. Es un costo por el cual hoy no vale la pena hacer la importación”, afirmó.
Así también, Noguera subrayó la necesidad de luchar contra el contrabando y seguir trabajando para garantizar una producción sustentable, “porque tenemos que asegurar que se mantengan abiertos los mercados. Esto no es una exigencia de las empresas que compran aquí en Paraguay, sino de los países de destino. Tenemos que ser conscientes de que la manera de trabajar es de la mano juntos, sector privado con el público, porque toda política que se tome se tiene que hacer de la mano del gobierno”, concluyó.
Nivel de procesamiento
Al cierre del primer semestre, la industrias procesadoras de oleaginosas operaron al 61% de su capacidad de molienda, lo cual se relaciona con el gran ritmo al que se dieron las exportaciones de soja en estado natural, con destino principalmente a las fábricas de Argentina; la situación en el segundo semestre sería nuevamente complicada para la industria aceitera nacional, ya que más del 58% de la estimación de cosecha ya ha sido industrializada o exportada en estado natural en estos primeros seis meses del 2023.
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