Todo comenzó con Lourdes Ojeda, esposa de Luis Cortessi, quienes luego de años de convivencia finalmente se casaron. Lourdes soñaba con emprender, incluso mientras atravesaba una difícil lucha contra el cáncer de ovarios, una dura enfermedad que marcó toda la travesía familiar. Fue Lourdes quien dio la idea a Luis de preparar cocido, mbejú, chipa y otros alimentos típicos, como el mandi’o chyryry, como una forma de ofrecer un desayuno sencillo pero lleno de sabor y tradición, tal cual solía prepararle los domingos en su hogar. “Era su sueño, y lo logramos. Ella siempre decía que el cocido calentito podía alegrar la mañana de cualquiera”, recordó Luis, en conversación con InfoNegocios.
Después de una sala de operaciones, donde todo parecía un panorama negro para ellos, Luis y Lourdes fueron directo al juzgado de paz de Ñemby y le pidieron que los casara. Estaban en pareja desde hacía 16 años y querían formalizar su unión. La jueza, conmovida por su historia, les dijo que, normalmente, cuando aparecen enfermedades complicadas, las parejas se separan, pero ellos, al contrario, querían unirse más que nunca. Este gesto fortaleció aún más el lazo que los mantenía firmes ante la adversidad.
Este proyecto fue creciendo con el tiempo gracias a la calidad de los productos y, sobre todo, al trato que ofrecen a todos sus clientes, atrayendo cada vez a más personas. Sin embargo, Lourdes falleció en 2023 y Luis se mantuvo firme para cuidar su legado. Según recuerda, ella tenía las palabras exactas en los momentos justos y era una verdadera visionaria. “Siempre me decía: ‘Luchá, no te rindas’. Se me fue ella, se me fue la compañera, pero sigo con la fuerza”.
En febrero de 2023, Don Cocido Py dio un salto importante: dejó de ser solo un puesto en la vereda para convertirse en un restaurante sobre ruedas, un colectivo acondicionado que mantiene la esencia de sus inicios. Luis, que es electricista, junto con su hijo de 21 años, fue quien realizó las instalaciones eléctricas del colectivo que usan hoy. Luis sigue al frente, y aunque la tristeza por la ausencia de Lourdes siempre lo acompaña, también está el orgullo de ver cómo el sueño de su esposa sigue vivo.
Sobre la cantidad de gente que reciben en el lugar, Luis puntualizó: “Llegamos a tener hasta 250 personas haciendo fila para comprar el cocido. Eso nos llena de orgullo y también de responsabilidad”.
Este, sin dudas, es más que un emprendimiento: es una historia de amor, de lucha y de cómo, a pesar de las adversidades, es posible transformar el dolor en una razón para seguir adelante, más aún cuando es sabido que costear tratamientos es muy costoso en Paraguay. Con cada sorbo de cocido, con cada bocado de mbejú o chipa, los clientes no solo reciben un desayuno, sino también una parte de la historia de Lourdes y Luis, una historia que inspira y demuestra que el amor se expresa de mil maneras.
Finalmente, la reflexión es que, incluso en las circunstancias más difíciles, los sueños pueden hacerse realidad, porque Lourdes vivió y conoció todo el proceso de lo que actualmente es este emprendimiento. Aunque físicamente ya no esté, es un negocio que inició desde su visión y sigue creciendo. “Mientras pueda seguir, voy a estar aquí, sirviendo y recordando a Lourdes con cada cocido que entrego”, afirmó Luis.
Don Cocido Py, el trabajo, legado y sueño de su esposa lo convirtió en un restaurante sobre ruedas
Detrás de cada taza del auténtico cocido quemado paraguayo hay una historia que va más allá del sabor. Ubicado en la esquina de Charles de Gaulle y Alfredo Seiferheld, frente a la Fundación San Rafael, con una fila de personas esperando desde temprano por el desayuno que Don Cocido Py ofrece, de lunes a sábado, de 6:00 a 11:00. Lo que hoy es un restaurante sobre ruedas comenzó como un simple puesto en la vereda, pero lleva consigo el peso de un legado familiar cargado de amor.
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